«En el ambiente actual, nosotros (OTAN y aliados) estamos jugando a ponernos al tanto con nuestros adversarios, que nos están ganando en todo aspecto de la guerra de información, para la cual no tenemos ninguna respuesta efectiva. (…) Todo nos muestra que la guerra memetica como forma de combate esta en todos lados, y cada vez creciendo mas.»
Jeff Giesea, en OPEN Publications N°1 – 2017, organización en colaboración con el Comando Aliado Central de la OTAN
«Weaponized Autism» es un concepto nacido directamente de 4chan y presente en todos los foros que alguna vez trataron de hacer un ataque conjunto sobre algo. Desde trolleos en masa, raids a otras paginas o saboteo a concursos o cadenas de medios, el termino refiere (haciendo un mal uso del termino medico de autismo) a la capacidad de acción colectiva que nace de la cooperación de personas con conocimiento de algoritmos, aplicaciones, estrategias de redes sociales y que lo utilizan de manera agresiva para atacar a algo o alguien. Desde la primera Great Meme War en 2015, donde se demostró que con un uso inteligente, versátil y coordinado (cuyo gran mérito fue ser espontáneo y descentralizado) de estas capacidades se puede incluso cambiar la balanza a favor de una candidatura presidencial, como fue el caso de la victoria de Donald Trump en EEUU, se comenzó a pensar en lo que empezó con el meme de «Weaponized Autism», en una nueva expresión de la acción colectiva en la cultura digital, con una potencial fulminante para ser una pragmática y poderosa herramienta para controlar el flujo de información, el marco narrativo de los eventos mundiales y para demostrar, de una vez por todas, que el Siglo XXI ya ha comenzado y la batalla discursiva esta hoy planteada en nuevos términos. Hoy, a 5 años de la primer expresión de fuerza políticamente relevante de esta táctica y con una coyuntura sumamente diferente y cambiante, los resultados de este cambio de paradigma afectan hoy todas las relaciones entre usuarios y redes, e incluso configuran el diseño de algoritmos, lógicas virtuales y el desarrollo de las mismas redes sociales. Y en la joven pero rica historia de los memes, este fenómeno pasa cerca de uno de sus puntos mas importantes: el de cual es la lógica de relación entre participantes de la cultura digital, tan presente de acuerdos, desacuerdos, tendencias y cooperaciones. Estamos ante una nueva forma de weaponizacion, la de los Wojacks.
Un Wojak puede ser explicado como el arquetipo de la construcción del sujeto en el género narrativo colectivo que son los memes. Mas vulgarmente, es la cara que adopta el término «anon» en foros y comunidades de la cultura digital: anon es cualquiera, la cara de un Wojak es la cara de nosotros. El primer Wojack nace tímidamente en 2010 como «feels guy», una cara inexpresiva que busca sumarse al repertorio de los «Old School Memes» como Trollface y que representa la sensación de no poder expresar sentimientos, sensaciones, los feels. Utilizado cuando queremos expresar algún sentimiento que no muy bien definido pero profundo, usualmente relacionado a la melancolía o la frustración, ocupó su lugar como un meme secundario a lo largo de su vida temprana ante la explosión de los memes de Pepe The Frog y la avalancha de contenido que la cultura memera vivió hasta llegados los 2015, pero desde aquí comenzó a experimentar notorios cambios.
Esta fecha es clave: llegada la Gran Meme War de 2015 que enfrentó a comunidades de Internet entre sí, que es el mito fundante sobre el cual se construyeron identidades diferenciadas en sitios como Tumblr o 4chan, y con las elecciones presidenciales de estados unidos cargadas de un tono épico de confrontación, Donald Trump, un outsider de la política, es el candidato perfecto para comunidades hambrientas de ironía y sátira, y se mostraba como representante del meme llegando a la vida real. Es por estas fechas y ante esta guerra memera donde se produce el primer gran quiebre identitario dentro de las comunidades de memes: la llegada de los memes al mainstream, con Reddit y las redes sociales más masivas a la cabeza, puso a los grupos anclados en foros y con un lenguaje propio en contra de un nuevo sujeto, los normies, supuestos outsiders de la comunidad online que venían a convertir al internet en una suerte de nueva televisión en términos de coartar la libertad y pervertir los códigos que lenta pero constantemente se vinieron construyendo para la comunicación memera, que van desde la lógica del greentext hasta el tono grotesco y hasta violento que toma la ironía y que sin conocer bien sus mecánicas, puede parecer desagradable para un outsider. Desde esta perspectiva, parece solo cuestión de tiempo hasta que términos como corrección política comiencen a aparecer en estos círculos como la praxis del enemigo. Pero lo interesante, es que ante esta nueva construcción identitaria que se contrapone a los normies, no existe un término que haya perdurado en el tiempo que aceite un nosotros: no existe un nombre definido para lo que se contrapone a los normies. A falta de un signo que permita articular esa identidad, nacen desde el establishment términos como «Alt Right»: una nueva derecha que utiliza los mismos términos y valores tradicionales de esta ala política, pero con nuevos sentidos, mecanismos y estrategias discursivas. En retrospectiva, este fenómeno fue uno de los grandes catalizadores que permitieron que este tipo de humor y ciertas comunidades memeras fueran cooptadas por ciertos esquemas de pensamiento político. El «nosotros» que la comunidad de los memes busco tan fervientemente ante la creación de un nuevo adversario encapsulado en el término normie, no apareció nunca.
Pero ese hueco fue lentamente ocupado por «Feels Guy». Los Wojack experimentan un rápido desarrollo, comenzando a aparecer nuevas formas del meme (como Depressed Wojack, Smug Wojack, Country Feels, entre muchos otros) que parecen compartir una mecánica central: formas de expresar las vivencias comunes y los lazos que unen a la comunidad memera. Country Feels, por ejemplo, es un Wojack dibujado con características de un país en particular, que suele hacer chistes con referencias a los percibidos problemas de ese país en especifico. Muestra más que los estereotipos de un país: muestra las vivencias y experiencias comunes compartidas en una comunidad a la vez que articula la identidad nacional en clave «memera». El Wojack, así, se convierte lenta y constantemente, en vehículo de esa identidad no definida. Aun así, sigue siendo una identidad «de nicho» y el antagonismo generado con los medios masivos de comunicación solo ayuda a fomentar el imaginario del «enemigo normie». Las respuestas a esto pasan por dos lados: reforzar nuestra identidad (cuyo punto de fuga podría ser la apropiación del término autista o el uso de las gorras MAGA de la campaña de Trump) o desarrollar nuestra identidad: seguir haciendo Wojacks e ir definiendo las mecánicas que delimitan el accionar de la identidad mas allá del sitio. 4chan sigue, pero esta forma de hacer memes mas satírica, irónica y ácida aparece en otras redes, con otros tonos, adquiriendo nuevas equivalencias en otras identidades.
Pese a lo dramático de estos años, donde los memes se pusieron en escena como un nuevo campo de disputa política, la popularidad del género narrativo de los memes no paró de crecer y hasta la fecha sigue en constante expansión. El nacimiento de comunidades en todas las redes sociales, junto a la evolución del meme y sus potencialidades narrativas (con la llegada de la ola post-ironic, los videos-memes y el shitpost) fue diluyendo el término normie a uno menos restrictivo y que engloba menos gente que en su nacimiento. Este contexto permitió una mejor evolución del Wojak, que ya forma parte de casi todas las comunidades memeras de corte Irónico. Mas como vehiculo que como meme en si mismo, es utilizado en diversos contextos para retratar situaciones y caracterizar personajes y arquetipos. Actualmente, esta en un proceso de Semiosis ilimitada, algo a lo que pocos memes han podido llegar, donde un formato adquiere la capacidad de significar cualquier sentido con el uso de un mismo signo, el Wojak. Adaptado a otros idiomas, utilizado por todas las alas del pensamiento politico, adaptable a cualquier situación, Wojak es hoy un símbolo de lo que puede llegar a ser un meme y sin duda esta en el podio de los mas reconocidos e influyentes de la historia: logro imponer un formato de caracterización de personajes, con fines descalificativos o apreciativos, que hoy está en su mas grande crecimiento.
Ahora, en el contexto de una realidad geopolítica diferente, la relevancia de un meme como Wojak adquiere otro potencial. Tras la Great Meme War de 2015, y ligado a todo lo que venimos desarrollando, se da un gran cambio de paradigma ante la llegada de una nueva forma de activismo político. Hacer y compartir memes no solo es una forma de entretenimiento, los sentidos y valores que hacen validos y verosímiles a los memes, están anclados en narrativas y cosmovisiones del mundo. Y tal como autores como Jeff Giesea vienen advirtiendo, su capacidad para reformular estos sentidos los vuelven una herramienta sumamente poderosa. Mientras que la lógica de la Great Meme War fue una de descentralización, donde actores actuaron «espontáneamente» incentivados por la construcción identitaria, Giesea advierte que esta lógica puede ser replicada por éxito por un actor estatal con un objetivo disruptivo en la vida civil de un adversario, o peor aun, con el objetivo de intervenir dentro de sus propias fronteras. Desde los trolls Macristas hasta la cadena de noticias Russia Today, las maneras de intervenir son múltiples, pero todas trabajan teniendo a los memes como una valiosa herramienta. Este proceso de weaponizacion, convertir elementos en armas o ventajas para potenciales conflictos, afecta especialmente las comunidades online donde se pone en juego desde software hasta la disponibilidad de internet. Un meme se puede volver un arma si sirve de herramienta para legitimar o deslegitimar el orden establecido, y ante la capacidad de sistematizar este proceso mediante el control algorítmico y las estrategias de intervención, el viejo temor al poder de la Big Data se suma a uno tal vez peor: que nosotros mismos, sin darnos cuentas, nos volvamos el arma, ya que este es una de las grandes características de este tipo de estrategia, es que aprovechando la capacidad «virosica» de replicación de un meme, podemos terminar siendo nosotros mismos los que los terminamos continuando y compartiendo.
Los Wojak no solo estan en este contexto, sino que son un elemento especialmente importante. Son parte de la identidad colectiva, aparecen como expresiones espontáneas de los valores y sentidos con los cuales construimos nuestra personalidad y buscan expresar, incluso, las contradicciones internas que esos mismos patrones generan. Por más exagerado que pueda parecer este análisis, el ejemplo paradigmático de este fenómeno es el Doomer. Expresión de una melancolía generalizada, de una generación que acepta su amargo destino con tristeza y resignación, el meme de Doomer es la caracterización de una realidad devenida en identidad pura (que se representa en la ropa, música, actividades, todo lo que conforma al Doomer) y que genera lazos equivalenciales por todos lados (del Doomer surgen variantes como el Bloomer, Coomer, Zoomer, entre muchas otras). Estas identidades, hoy sirven mas como una categoría comercial para perfilar un tipo de consumo que como un elemento estructurante de la vida social, pero no podemos perder de vista su potencial: el Wojak propiamente dicho es un vehículo que puede transportar cualquier cosa.
Cuáles serán las grandes amenazas societarias de este siglo es una discusión activa, de la cual todos tenemos permitido especular. Pero sea cual sean nuestras conjeturas, no podemos perder de vista la relevancia que ocupa y ocupará cada día más la comunicación digital para la construcción del futuro. El estrecho vínculo que toman los memes con nuestras identidades no es peligroso per se, pero si uno que puede catalizar sentidos como nunca antes la humanidad había podido hacer, no ver los potenciales riesgos de estos vínculos seria necio. Los Wojak, como cualquier meme, sera tambien el espacio de disputa política que habilita o no sentidos comunes, que permita o no el desarrollo de diferentes ideas y valores. Tener esta noción en claro no solo nos permite estar listos para hacer una aprehensión mas consciente de lo que consumimos en la cultura digital, sino también nos deja listas para usar esas mismas herramientas. Formar parte de la cultura digital tiene potencialidades gigantescas, y peligros latentes. Seremos nosotros, colectivamente, los que decidamos su futuro.