La plaga de la desinformación avanza a un ritmo tan desenfrenado que, los menos prevenidos, pueden llegar a equivocar el suelo que pisan. Arenas movedizas que se los traguen, confundiéndolas por tierra firme porque así se lo dijo alguien. Puede servir la metáfora para advertir de los daños reales que causa la desinformación a quienes la creen, pero también a cuantos somos víctimas de elecciones de estas personas que condicionan la vida de todos. El crecimiento de esas mentiras camufladas de verdad, de noticias, invade ya casi todo lo fundamental en las sociedades. Conocíamos este viernes el Premio Nobel de la Paz rodeado de gran expectación dado que lo exigía Donald Trump. El Comité noruego del Nobel se lo ha concedido a la opositora venezolana María Corina Machado.