‘Los domingos’, la joven monja de clausura de Alauda Ruiz de Azúa, Concha de Oro en San Sebastián
La película de la notable directora de ‘Querer’ y ‘Cinco lobitos’ ha convencido al jurado en una 73 edición del Festival de muy alto nivel
Los mentideros susurraban un nombre y los mentideros acertaban. Alauda Ruiz de Azúa se ha alzado con la Concha de Oro en esta 73.ª edición del Festival de San Sebastián, tras competir en la Sección Oficial con Los domingos, apuesta valiente y arriesgada en un mundo laico como el actual sobre un tema que sigue siendo (quizá hoy más que nunca) un tabú: la joven de 17 años que, en contra de la opinión manifiesta de su familia, decide convertirse en monja de clausura. El jurado, con J.A. Bayona a la cabeza, ha premiado un filme en el mismo día en que los periodistas también lo han premiado con el Premio Feroz Zinemaldia.
Ruiz de Azúa se consolida así como la cineasta que parecía destinada a ser desde que allá por 2022 presentó al mundo Cinco lobitos, íntimo retrato de la maternidad vista desde una perspectiva humana y no romantizada, en ese momento duro en la vida de una persona cuando pasa de hija a madre y de ser cuidada a cuidar. También se atrevió el año pasado con la miniserie Querer, que trataba un tema tan peliagudo como el consentimiento y el abuso sexual en el matrimonio, y que se convirtió en un fenómeno gracias en parte al boca a boca. Los domingos no es más que el asentamiento de una carrera que, en realidad, no ha hecho más que comenzar.
Ruiz de Azúa se consolida así como la cineasta que parecía destinada a ser desde que allá por 2022 presentó al mundo 'Cinco lobitos'
Por otro lado, tanto la mejor dirección como el mejor guion han recaído en Joachim Lafosse, firma recurrente en el festival y con una carrera que acostumbra a explorar cuestiones incómodas y perturbadoras. En esta ocasión, presentaba en la Sección Oficial Six jours ce printemps-là, drama que cuenta los seis días de una familia en una villa de lujo en La Riviera. Curiosamente, el nombre del director belga saltaba a la palestra justo hace un año cuando fue acusado por una docena de actores que habían trabajado con él —los cuales alegaban abusos y prácticas tóxicas en sus rodajes—, según recogió el diario francés Libération en su día.
Mejor interpretación, ex aequo
Siguiendo la estela ex aequo de los últimos tiempos (recordemos los Goya pasados con El 47 y La Infiltrada) el empate en la Concha de Plata a la Mejor Interpretación en esta ocasión ha sido para Jose Ramón Soroiz por su valiente interpretación en Maspalomas (Aitor Arregi y José Mari Goenaga, artífices de Loreak o La trinchera infinita), que competía en la Sección Oficial y era una apuesta arriesgada sobre un tema poco explorado en general en el cine contemporáneo: la homosexualidad en la tercera edad (y aún más enrevesado, la vuelta al armario tras haber conseguido salir de él). “El premio me lo llevo yo a casa esta noche, pero es de todas las personas que han participado en esta película”, ha señalado. "Maspalomas es el mayor premio que nadie me ha concebido jamás. Quiero aprovechar este momento también para decir 'stop genocidio' y que se acaben todas las guerras".
Comparte premio Soroiz con la actriz Zhao Xiaohong, que protagoniza Jianyu laide mama (Her heart beats in its cage), propuesta china que viene de la mano del director Qin Xiaoyu y que cuenta la experiencia en la cárcel de una mujer acusada de matar a su marido por defensa propia. La historia que narra el filme es la propia historia real de Xiaohong, que en emotiva rueda de prensa durante el festival explicó las dificultades de llevar a cabo la producción. “Quisiera compartir este honor y esta felicidad con mi hijo que está en China, mamá te quiere”, ha señalado.
Remarcable sin duda también es la Mejor Interpretación de Reparto en esta ocasión para la actriz tucumana Camila Plaate por su actuación en Belén, historia real dirigida por Dolores Fonzi (que presentaba con ella su segundo largometraje en el festival) y que es, además, la película elegida por Argentina en la carrera hacia los Oscar (y en los próximos Goya). “¿Quién es Belén? Yo soy Belén” ha dicho la actriz al recoger su premio, con un discurso muy combativo. “Esta película viene a traernos memoria, verdad y justicia. Si se puede se pudo. En Argentina estamos marchando por esas chicas que fueron asesinadas y torturadas, vivan las mujeres y la lucha de las masas. Ganó Belén y Belén somos todas”.
La mejor fotografía ha sido para Los tigres, propuesta de Alberto Rodríguez (que hacía un sorprendente doblete presentando también Anatomía de un instante, basada en el bestseller de Cercas sobre el 23F), película esta que relata la historia de dos buzos encarnados por los siempre excelentes Antonio de la Torre y Bárbara Lennie. Ha recogido el premio Pau Esteve, director de fotografía: “Alberto por favor, llévame donde tú quieras, que yo voy donde haga falta”, ha señalado.
Un festival marcado por Gaza
Estaba claro que la edición estaría marcada por el conflicto palestino-israelí, y también Jennifer Lawrence (premio Donostia por una trayectoria que, según el jurado, es una de las más influyentes de la actualidad) se pronunciaba al respecto el pasado viernes: “Lo que está sucediendo es un genocidio y yo estoy aterrorizada por mis hijos. Se ha normalizado que la política no tenga integridad y que los políticos mientan. No hay empatía”. La actriz ha aprovechado el contexto del festival para presentar su próximo trabajo, Die my love (Lyanne Ramsay), película salvaje sobre la psicosis y la depresión postparto, donde se ha involucrado en cuerpo y alma para poder hacer creíble la espiral de locura en la que se ve envuelto su personaje. Era una de las actrices más esperadas en el festival donde el broche de oro de Hollywood también lo puso Angelina Jolie presentando Couture, de Alice Winocour, y que de igual manera quiso pronunciarse sobre la deriva política y social de Estados Unidos: “Amo a mi país, pero no lo reconozco”.
El conflicto ha estado muy presente en esta 73.ª edición, como era de esperar, a través de manifestaciones, chapas o discursos
No han sido los únicos discursos políticos que han podido verse a lo largo de estos días durante el festival. El conflicto ha estado muy presente en esta 73.ª edición, como era de esperar, a través de manifestaciones, chapas o discursos. “Es momento de posicionarse claramente” afirmaron los directores de Maspalomas. “Es una vergüenza que ocurra un genocidio en Gaza y no haya manifestaciones en contra de una matanza indiscriminada que debió acabarse hace muchísimo tiempo”, aseguró también Alberto Rodríguez. En la gala de inauguración del pasado viernes 19, Pedro Almodóvar gritó “Palestina libre” antes de entregar el premio Donostia a Esther García. En las alfombras rojas se han escuchado continuamente gritos de “stop genocidio” y también ha habido alusiones por parte tanto de los ganadores que han subido a hablar como de los propios presentadores de la gala, los actores Itsaso Arana y Óscar Lasarte. “En Cannes obligaban a retirar las insignias por Palestina”, ha recordado José Luis Guerín, que se ha llevado el Premio Especial del Jurado. En San Sebastián, sin embargo, en donde desde un primer momento se mostraron críticos con el conflicto, se han mostrado con orgullo.
Los mentideros susurraban un nombre y los mentideros acertaban. Alauda Ruiz de Azúa se ha alzado con la Concha de Oro en esta 73.ª edición del Festival de San Sebastián, tras competir en la Sección Oficial con Los domingos, apuesta valiente y arriesgada en un mundo laico como el actual sobre un tema que sigue siendo (quizá hoy más que nunca) un tabú: la joven de 17 años que, en contra de la opinión manifiesta de su familia, decide convertirse en monja de clausura. El jurado, con J.A. Bayona a la cabeza, ha premiado un filme en el mismo día en que los periodistas también lo han premiado con el Premio Feroz Zinemaldia.