ACTUALIDAD ECONÓMICA
Guerra comercial

La ola nacionalista china se levanta para pedir un boicot masivo a los productos estadounidenses

Algunos propietarios de tiendas y restaurantes pedirán la nacionalidad de los clientes y en el caso de que sean de EEUU, el servicio adicional por atenderles será del 145%, en referencia a los aranceles impuestos por Trump

Un grupo de mujeres pasean por delante de una tienda de Nike en Pekín.
Un grupo de mujeres pasean por delante de una tienda de Nike en Pekín.El Mundo
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Uno de los vídeos más virales estos días en las redes sociales chinas, compartido por los principales portavoces del gobernante Partido Comunista, ha sido un discurso del difunto líder supremo Mao Zedong sobre la entrada de China en la guerra de Corea (1953) para luchar contra las fuerzas estadounidenses. Aquella fue la única vez que los ejércitos del gigante asiático y de Estados Unidos han chocado en un combate directo. "En cuanto a la duración de esta guerra, no somos nosotros quienes podemos decidir... No importa cuánto dure, jamás nos rendiremos. Lucharemos hasta la victoria final", declaró Mao.

La guerra arancelaria lanzada por Donald Trump ha despertado a una masa nacionalista china que llevaba un tiempo sin sobresaltos. En Weibo, el equivalente a X en China, y en Douyin (la versión local de TikTok), hay una oleada de publicaciones que hacen un llamamiento al boicot de los productos estadounidenses. También hay muchos comerciantes que dicen que dejarán de vender artículos fabricados en EEUU.

Incluso algunos propietarios de tiendas, restaurantes y supermercados han llegado hasta el extremo de asegurar que preguntarán la nacionalidad a todos los extranjeros que entren a su negocio. En caso de que algún cliente sea de Estados Unidos, le harán pagar más. "El servicio adicional por atender a clientes estadounidenses será del 145%", sé podía leer en una la cuenta en redes de un restaurante de Hangzhou, al sur de China, haciendo referencia a la suma de todos los aranceles que Trump ha impuesto este año a los productos chinos importados.

El sentimiento antiestadounidense se extiende por muchos foros del censurado ciberespacio chino mientras que los funcionarios más ruidosos recogen una y otra vez la última frase que soltó Mao en su discurso viral: "Lucharemos hasta el final".

China contraatacó el viernes con gravámenes del 125% a EEUU y dejó claro que era absurdo continuar con este intercambio de golpes porque, con aranceles elevados, los productos estadounidenses no tienen ahora mismo ninguna viabilidad de beneficio comercial en el vasto mercado de la superpotencia asiática. "Somos chinos. No tememos las provocaciones. No nos acobardamos", escribió Mao Ning, portavoz del Ministerio de Exteriores, en una publicación reciente que fue muy compartida en X por las cuentas de varias embajadas chinas.

El fuerte nacionalismo es una de las herramientas a las que se ha agarrado en varias ocasiones el Gobierno de Xi Jinping para mantener la estabilidad social en tiempos revueltos dentro de casa. Pero la embestida comercial de Trump golpea al mayor exportador del mundo en un momento en el que China lidia con una larga crisis inmobiliaria y deflacionaria, a lo que hay que sumar el débil consumo interno o el alto desempleo juvenil.

Los largos cierres de la pandemia condujeron a una ralentización del crecimiento económico y ya hay unos cuantos análisis que ponen en duda que China vaya a alcanzar su meta de la subida del 5% del PIB para este año. Por ejemplo, con los efectos de la guerra arancelaria, Goldman Sachs reducía hace unos días su pronóstico de crecimiento de China al 4%. Una previsión que coincidía con los nuevos datos económicos sobre los precios al consumidor, que continuaron cayendo en marzo, estirando más la deflación y con los consumidores aún reacios a gastar como antes.

Quienes más se asustaron en China por los aranceles de Trump fueron los exportadores de productos electrónicos. Estos, junto a los de la maquinaria, muebles y juguetes, representaron más de la mitad de los envíos chinos a EEUU el año pasado. Pero los proveedores chinos, al igual que grandes multinacionales estadounidenses como Apple y Tesla -que cuentan con muchas fábricas en China- respiraron algo aliviados el fin de semana después de que Trump desvelara los planes para eximir a algunos dispositivos electrónicos (teléfonos inteligentes, ordenadores, discos duros, chips de memoria y equipos de fabricación de semiconductores) de sus llamados aranceles recíprocos.

Una marcha atrás que parecía reconocer el papel indispensable de Pekín en la cadena de suministro global de numerosos productos de alta tecnología: el país asiático suministró el año pasado más del 70 % de los ordenadores a Estados Unidos. Aunque el lunes volvió la incertidumbre después de que el presidente estadounidense precisara que muchas pequeñas empresas chinas de electrónica no estarán cubiertas por esas exenciones. El desconcierto en el país asiático es absoluto.

Esta semana, una información de Reuters señalaba que el Gobierno chino se ha puesto en modo "tiempos de guerra", fortaleciendo los departamentos involucrados en la pelea arancelaria con Trump. Mientras, el presidente chino se encuentra en una importante gira por el Sudeste Asiático para estrechar lazos con sus vecinos en medio de todas las turbulencias globales. La primera parada es Vietnam. Después, Xi viajará a Malasia y Camboya. Todos son importantes centros manufactureros donde China, durante la primera guerra comercial de Trump, desplazó una parte de las fábricas que producen artículos para el mercado estadounidense.

3 Comentarios

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jack_ec

@SECRACPA #1 de acuerdo totalmente. Es de no entender! China está acabando con las economías de España, Europa y todo occidente, (obviamente con la venia de nuestros malos gobernantes), y queremos seguir apoyándolos. Es el momento para ponerles un freno, pero no.

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SECRACPA

¿Van a empezar también los chinos a quejarse, por las personas que están encerradas en su propio país en campos de concentración? ¿Van a pedir poder trabajar 40 horas a la semana en lugar de 60? Con una dictadura comunista, cuanto menos mejor.

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Los números de la salida exprés de Telefónica en Latinoamérica: 2.000 millones de pérdidas menos, una reducción del 20% de la plantilla del grupo, y el fin del 'agujero' de Perú

La salida de Colombia, Argentina y Perú aporta 1.500 millones y permite salir de alguna de las regiones más conflictivas en las que la empresa española tenía presencia

El presidente de Telefónica, Marc Murtra
El presidente de Telefónica, Marc MurtraJ M Cadenas
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Telefónica ha tardado en hacer efectivas las palabras de su presidente, Marc Murtra, en su primera junta de accionistas. Apenas cuatro días después de consolidar su foco en Europa e insistir en el objetivo de salir de Latinoamérica, el grupo cerró la venta de su filial de Perú por 900.000 euros y la asunción de las deudas de la sociedad, en concurso de acreedores.

En apenas cuatro meses en la presidencia de Murtra, Telefónica se ha desprendido de sus operaciones en Colombia, Argentina y Perú, sociedades que todas juntas sumaban alrededor de 20.700 empleados, un 20% del total del grupo, según su informe anual, y habían ocasionado con regularidad pérdidas millonarias en los últimos años. Solo en 2024, 1.327 millones de euros en el caso de Argentina, 872 millones en el de Perú y 41 en el caso de Colombia. En total, la empresa española percibirá 1.550 millones de euros, 1.190 millones de ellos de la venta del negocio argentino.

El rendimiento de estos mercados latinoamericanos lleva años siendo una losa para Telefónica tanto en bolsa como a nivel operativo, ya que por mucho que ha simplificado sus operaciones, el complicado entorno macroeconómico en algunos países, la debilidad de sus divisas o las propias dinámicas del mercado habían convertido estas tres geografías en un quebradero de cabeza para la dirección del grupo, obligada a hacer deterioros contables casi bianuales.

En el caso de Colombia, la operación de venta al grupo Milicom aún necesita cerrarse oficialmente, pero en los otros dos mercados Telefónica ha firmado y cerrado las operaciones en el mismo momento, algo muy inusual y que supone que el operador español ha renunciado a pedir un precio mayor con tal de evitar el riesgo regulatorio o las repercusiones negativas que pudieran tener los meses entre el anuncio y cierre del trato (o el posible bloqueo como es el caso de Argentina).

El complejo caso de Perú

Esta expeditiva salida ha sido celebrada por el mercado en el caso de Perú, ya que las acciones subieron un 3,14%, algo por encima de la media del Ibex 35 en una operación aprobada por la mayoría de los analistas. "El precio de venta es compatible con la difícil situación por la que atraviesa Telefónica del Perú. Esta operación le permite a Telefónica disminuir el riesgo considerablemente", señalan desde Renta 4.

"No es solo que Telefónica venda sus operaciones en Perú, sino que en el peor escenario lo hará con un precio mayor en la que lo valorábamos. Sin embargo, consideramos que la ejecución de su estrategia de salida de Hispam es más importante y Perú fue de lejos su peor mercado en 2024", apuntan en Banco Santander.

Que un precio de 900.000 euros sea celebrado en el mercado habla a las caras del problema que estaba representando el mercado peruano para Telefónica. El grupo aún conservaba cuotas por encima del 30% en banda ancha, móvil y televisión de pago, donde es el mayor operador del país, sin embargo la losa regulatoria de sus eternas disputas fiscales con el Gobierno del país habían convertido el mercado en un pozo sin fondo de provisiones y ajustes y terminado por dañar la competitividad del grupo con procesos eternos que dispararon el pago de intereses. La compañía, que ha llegado a provisionar más de 950 millones de euros por estas disputas, pagó 350 millones de euros este año por sus impuestos de sociedades en el 2000 y 2001 y está inmersa en un proceso de arbitraje internacional con el Estado del país. Un buen resumen de la situación es que de las 123 páginas que tiene la memoria anual de Telefónica Perú de 2024, 60 se dedican a detallar estos conflictos.

¿Qué queda?

Ahora, el cierre de este capítulo no solo libera de manos al grupo para centrarse en Europa, sino que pone los ojos en los otros mercados que estarían a la venta. Chile, donde este año también se aplicó un deterioro del negocio, México, Ecuador, Uruguay y Venezuela, que es la que se considera más complicada de vender, aunque fue el mercado que dio mayor beneficio de los mencionados.

Con todo, se trata de mercados que, con sus problemas, no tienen la gravedad de Perú, especialmente en el caso de Uruguay, que ya ha tenido interesados en su compra, y por los que el grupo podría seguir ingresando efectivo destinado a implementar esa "disciplina financiera de hierro" que prometió Murtra en la pasada junta para luego consolidar en Europa, la nueva gran prioridad del grupo.

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