Las inundaciones en Italia dejan un muerto y más de 2.000 evacuados

Temporal

El temporal afecta al norte del país donde más de 15.000 personas de las zonas del Véneto y  Liguria se han quedado también sin suministro eléctrico

Una mujer camina por una zona inundada por la crecida del torrente Crostolo en Santa Vittoria di Gualtieri, en la provincia de Reggio Emilia, al norte de Italia 

ELISABETTA BARACCHI / EFE

Varias regiones de Italia del norte y el sur están en alerta máxima por fuertes lluvias e inundaciones que han causado un muerto, más de 2.000 personas evacuadas y daños materiales, mientras las autoridades italianas intentan hacer frente a la emergencia.

El área de la ciudad de Bolonia, en el norte del país, fue una de las zonas que sufrió mayores estragos. En una localidad cercana, un joven de 20 años fue arrollado por la corriente de agua después de que se desbordara el río Caurinziano, tras lo que su cuerpo no se encontró hasta esta mañana, según informaron medios locales.

Campos anegados al norte de Italia por las lluvias torrenciales 

ELISABETTA BARACCHI / EFE

Los aluviones afectaron con fuerza otras ciudades como Rávena, Módena o Reggio Emilia, en la región norteña de Emilia-Romaña, en situación de alerta roja por las inundaciones que anegaron el territorio, lo que hecho que sus autoridades ya anunciaran que pedirán la declaración de un nuevo estado de emergencia.

Desde hace meses, el norte de Italia se ha visto afectado por fuertes tormentas, lluvias e inundaciones, mientras esta vez también afectó a zonas del sur como la isla de Sicilia, que este 2024 padeció una sequía sin precedentes por una extrema falta de precipitaciones.

Ha habido deslizamientos de tierra, cortes de tráfico y de la circulación de trenes

Por otro lado, las regiones norteñas del Véneto o Liguria también se ven afectadas por las fuertes lluvias y en Emilia-Romaña hubo 2.100 personas que tuvieron que ser evacuadas y 15.000 usuarios se quedaron sin suministro eléctrico.

Las zonas rurales de la provincia de Reggio Emilia han sido de las más afectadas 

ELISABETTA BARACCHI / EFE

Según medios italianos, a lo largo de Italia hubo también deslizamientos de tierra, cortes de tráfico o de la circulación de trenes ante el mal tiempo, así como al menos 300 intervenciones de los bomberos.

En puntos como la localidad de Licata, en Sicilia, se tiene que palear el barro que causó el desbordamiento del río Salso, con una riada que llegó a alcanzar una altura de ocho metros y que afectó en varios lugares.

Varios ríos como el Salso o el Caurinziano se han desbordado 

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, “sigue con atención las consecuencias del mal tiempo”, y está en “contacto constante” con las autoridades de Protección Civil, informó su oficina.

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Las campanas de Notre Dame vuelven a repicar

Francia

La reconstrucción de la catedral de París alivia el declive del presidente francés, Emmanuel Macron

Campana olímpicaAdemás de las ocho campanas que sonaron ayer, tres más deben instalarse, incluida la usada en el estadio olímpico en los Juegos.

CHRISTOPHE PETIT TESSON / EFE

El final del reinado de Emmanuel Macron es duro y se le hará demasiado largo. Si las circunstancias no fuerzan antes su dimisión, terminará el segundo mandato en mayo del 2027. Pueden ser dos años y medio de calvario porque su popularidad está por los suelos, su autoridad política ha quedado muy mermada, sus partidarios ya casi no lo escuchan y, más doloroso todavía, algunas de sus principales iniciativas, como la reducción de impuestos, se ven cuestionadas y serán probablemente revertidas.

Al presidente francés, preocupado por su legado, le queda saborear el éxito de la reapertura de Notre Dame en las ceremonias de los próximos días 7 y 8 diciembre. Será una ocasión irrepetible para que Francia –y él, por supuesto– brillen ante el mundo entero, una especie de prórroga de los fastos olímpicos del verano, con decenas de jefes de Estado y de gobierno invitados, y retransmisión en directo a todo el planeta.

La reapertura de la joya gótica, cinco años después del incendio, será otro hito nacional después de los Juegos

Ayer se produjo un aperitivo importante, simbólico y emotivo para los católicos y para los parisinos en general. Por primera vez desde el incendio que devastó la catedral, el 15 de abril del 2019, repicaron las ocho campanas de la torre norte. Los motores las accionaron una a una, hasta componer luego un armonioso ballet de percusión metálica. Las campanas fueron colocadas en septiembre en su lugar, durante una sencilla ceremonia, y bendecidas. La más pesada, de más de cuatro toneladas, se llama Gabriel . La más ligera, de 800 kilos, fue bautizada en honor de Jean-Marie Lustiger, de familia judía, que se convirtió al catolicismo y fue arzobispo de París entre 1981 y 2005.

Macron prometió al día siguiente del incendio, en una declaración improvisada al lado del templo aún en brasas, que sería reconstruido en un plazo de cinco años, coincidiendo con los Juegos Olímpicos. Muchos creyeron que era una promesa demasiado arriesgada. Para el presidente, se convirtió en una cuestión de amor propio y de orgullo nacional. El hecho de haber cumplido el compromiso, aunque sea con unos meses de retraso, supone mucho para él en un momento en que su presidencia vive un declive inexorable. Quiere pasar a la historia, al menos, como el gobernante que estuvo al frente del país durante unos Juegos Olímpicos que obtuvieron muy buena nota y que logró que se reconstruyera una de las joyas góticas más preciadas.

El jefe de Estado está obsesionado con que todo salga a la perfección en los actos de la reapertura. Según ha trascendido del Elíseo, Macron controla hasta el más mínimo detalle. A veces eso ha provocado tensiones, incluso con el arzobispado, al insistir en que él pueda pronunciar un discurso dentro de la catedral. También ha habido polémica por su tenacidad en defender la instalación de vitrales de diseño moderno. Es obvio que quiere dejar su impronta para la posteridad.

Macron usó toda su capacidad de influencia para conseguir donaciones. Al final se recaudaron 840 millones de euros. Ese dinero ha servido para unas obras que replican con gran fidelidad la parte destruida, incluido el esqueleto de madera que aguanta el tejado y la flecha. A la catedral se han incorporado cortafuegos en puntos muy sensibles, cámaras térmicas de detección y un sistema que, en caso necesario, permitiría a los bomberos lanzar hasta 600 metros cúbicos de agua por hora para apagar un eventual fuego.

El protagonismo de Macron ante la reapertura de la catedral y su pulso con el arzobispo fueron objeto de mofa en el último número del semanario Le Canard enchaîné , satírico pero muy bien informado. Según este medio, ha tenido que moderarse la pretensión inicial del Elíseo de organizar un gran cóctel para los 1.500 invitados en la explanada frente a la catedral. El presupuesto total de los festejos era de 20 millones de euros y se hubo de reducir a la mitad, ante la falta de donantes para cubrir este dispendio. “No será un remake de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, pero nos acercaremos –ironizó el semanario–. ¿Con agua bendita en vez de lluvia?”

Tras perder sus partidarios la mayoría en la Asamblea Nacional en las elecciones del verano pasado y con un escenario político muy fragmentado, Macron dispone ya de pocas palancas de poder más allá de la política de defensa y exterior, aunque también en ese ámbito su balance es criticado. Le queda el lustre de una presidencia constitucionalmente republicana, pero con reflejos muy monárquicos. La reconstrucción de Notre Dame, como los Juegos, es una rara oportunidad de consenso y él se dispone a explotarla a fondo.

La gran pregunta es si ese triunfo será un consuelo suficiente para una personalidad con tan alta autoestima. La revista Le Point especuló con que Macron ya estaría tentado por la idea de volver a presentarse en el 2032 –dado que no se permite tres mandatos seguidos– y lograr una hazaña que nadie ha podido alcanzar. Eso sería, en todo caso, un sueño a largo plazo. Presidir con gran pompa la reapertura de Notre Dame es un gozo seguro y cercano, un valioso consuelo.

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Las campanas de Notre Dame vuelven a repicar

Francia

La reconstrucción de la catedral de París alivia el declive del presidente francés, Emmanuel Macron

Campana olímpicaAdemás de las ocho campanas que sonaron ayer, tres más deben instalarse, incluida la usada en el estadio olímpico en los Juegos.

CHRISTOPHE PETIT TESSON / EFE

El final del reinado de Emmanuel Macron es duro y se le hará demasiado largo. Si las circunstancias no fuerzan antes su dimisión, terminará el segundo mandato en mayo del 2027. Pueden ser dos años y medio de calvario porque su popularidad está por los suelos, su autoridad política ha quedado muy mermada, sus partidarios ya casi no lo escuchan y, más doloroso todavía, algunas de sus principales iniciativas, como la reducción de impuestos, se ven cuestionadas y serán probablemente revertidas.

Al presidente francés, preocupado por su legado, le queda saborear el éxito de la reapertura de Notre Dame en las ceremonias de los próximos días 7 y 8 diciembre. Será una ocasión irrepetible para que Francia –y él, por supuesto– brillen ante el mundo entero, una especie de prórroga de los fastos olímpicos del verano, con decenas de jefes de Estado y de gobierno invitados, y retransmisión en directo a todo el planeta.

La reapertura de la joya gótica, cinco años después del incendio, será otro hito nacional después de los Juegos

Ayer se produjo un aperitivo importante, simbólico y emotivo para los católicos y para los parisinos en general. Por primera vez desde el incendio que devastó la catedral, el 15 de abril del 2019, repicaron las ocho campanas de la torre norte. Los motores las accionaron una a una, hasta componer luego un armonioso ballet de percusión metálica. Las campanas fueron colocadas en septiembre en su lugar, durante una sencilla ceremonia, y bendecidas. La más pesada, de más de cuatro toneladas, se llama Gabriel . La más ligera, de 800 kilos, fue bautizada en honor de Jean-Marie Lustiger, de familia judía, que se convirtió al catolicismo y fue arzobispo de París entre 1981 y 2005.

Macron prometió al día siguiente del incendio, en una declaración improvisada al lado del templo aún en brasas, que sería reconstruido en un plazo de cinco años, coincidiendo con los Juegos Olímpicos. Muchos creyeron que era una promesa demasiado arriesgada. Para el presidente, se convirtió en una cuestión de amor propio y de orgullo nacional. El hecho de haber cumplido el compromiso, aunque sea con unos meses de retraso, supone mucho para él en un momento en que su presidencia vive un declive inexorable. Quiere pasar a la historia, al menos, como el gobernante que estuvo al frente del país durante unos Juegos Olímpicos que obtuvieron muy buena nota y que logró que se reconstruyera una de las joyas góticas más preciadas.

El jefe de Estado está obsesionado con que todo salga a la perfección en los actos de la reapertura. Según ha trascendido del Elíseo, Macron controla hasta el más mínimo detalle. A veces eso ha provocado tensiones, incluso con el arzobispado, al insistir en que él pueda pronunciar un discurso dentro de la catedral. También ha habido polémica por su tenacidad en defender la instalación de vitrales de diseño moderno. Es obvio que quiere dejar su impronta para la posteridad.

Macron usó toda su capacidad de influencia para conseguir donaciones. Al final se recaudaron 840 millones de euros. Ese dinero ha servido para unas obras que replican con gran fidelidad la parte destruida, incluido el esqueleto de madera que aguanta el tejado y la flecha. A la catedral se han incorporado cortafuegos en puntos muy sensibles, cámaras térmicas de detección y un sistema que, en caso necesario, permitiría a los bomberos lanzar hasta 600 metros cúbicos de agua por hora para apagar un eventual fuego.

El protagonismo de Macron ante la reapertura de la catedral y su pulso con el arzobispo fueron objeto de mofa en el último número del semanario Le Canard enchaîné , satírico pero muy bien informado. Según este medio, ha tenido que moderarse la pretensión inicial del Elíseo de organizar un gran cóctel para los 1.500 invitados en la explanada frente a la catedral. El presupuesto total de los festejos era de 20 millones de euros y se hubo de reducir a la mitad, ante la falta de donantes para cubrir este dispendio. “No será un remake de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, pero nos acercaremos –ironizó el semanario–. ¿Con agua bendita en vez de lluvia?”

Tras perder sus partidarios la mayoría en la Asamblea Nacional en las elecciones del verano pasado y con un escenario político muy fragmentado, Macron dispone ya de pocas palancas de poder más allá de la política de defensa y exterior, aunque también en ese ámbito su balance es criticado. Le queda el lustre de una presidencia constitucionalmente republicana, pero con reflejos muy monárquicos. La reconstrucción de Notre Dame, como los Juegos, es una rara oportunidad de consenso y él se dispone a explotarla a fondo.

La gran pregunta es si ese triunfo será un consuelo suficiente para una personalidad con tan alta autoestima. La revista Le Point especuló con que Macron ya estaría tentado por la idea de volver a presentarse en el 2032 –dado que no se permite tres mandatos seguidos– y lograr una hazaña que nadie ha podido alcanzar. Eso sería, en todo caso, un sueño a largo plazo. Presidir con gran pompa la reapertura de Notre Dame es un gozo seguro y cercano, un valioso consuelo.

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Berlín conmemora la caída del Muro en un mundo que vuelve a ser bipolar

35.º aniversario 

El alcalde, Kai Wegner, tenía 17 años cuando cayó la barrera el 9 de noviembre de 1989, y vivía en el sector oeste: “Ojalá siguiera aquel optimismo”

El historiador Ilko-Sascha Kowalczuk, nativo de Berlín Este, tenía entonces 22 años: “Fue obra de una minoría, como todas las revoluciones”

Una mujer observando la instalación artística conmemorativa en un trozo del muro de Berlín, el 8 de noviembre 

JOHN MACDOUGALL / AFP

El muro de Berlín, emblema de la guerra fría, cayó inesperadamente hace hoy 35 años, y Alemania lo celebra con decenas de actos en la capital, entre ellos una instalación artística de cuatro kilómetros en la línea por donde se alzaba la ignominiosa barrera. Intentando cruzarla murieron al menos 140 personas, por disparos o por accidentes, casi todos alemanes de la RDA comunista que intentaban escapar, pero también algunos del oeste. El lema del aniversario, que esta vez se produce en un mundo en el que resucitan los bloques, es: “¡Defended la libertad!”, y los organizadores quieren insuflarle un potente significado internacional.

“Inspirándonos en los qué significa la caída del Muro, queremos llamar a defender la libertad, a proteger la democracia, no solo porque las guerras y crisis en otros países nos lo demuestra, sino que también porque es necesario hacerlo en Alemania”, dijo el alcalde de Berlín, el democristiano Kai Wegner, en un encuentro con corresponsales extranjeros.

Enfoque internacional 

El lema del 35.º aniversario, que se produce en un mundo en el que resucitan los bloques, es: “¡Defended la libertad!”

Wegner nació en 1972 en Berlín Oeste, y tenía 17 años cuando el 9 de noviembre de 1989, en una rueda de prensa en Berlín Este, un azorado funcionario comunista, Günter Schabowski, anunció la nueva normativa para viajar a Alemania occidental. Inmediatamente, miles de berlineses del este se plantaron en el paso fronterizo de Bornholmer Strasse. El jefe de la guardia, Harald Jäger, abrumado, optó por levantar las barreras y dejarles cruzar. El Muro cayó hacia las 23 horas y riadas de berlineses del este entraron exultantes en Berlín Oeste, siendo recibidos con abrazos.

“Yo estaba ese día como espectador en un acto político, uno de los primeros a los que fui, acababa de apuntarme a la Unión de Estudiantes y a las juventudes de CDU; alguien subió al escenario y dijo que el Muro estaba abierto, inmediatamente nos fuimos todos para allá”, recuerda Kai Wegner. “Yo no tenía ningún familiar en la RDA, así que ese fue el primer día de mi vida en que crucé a Berlín Este; fue un momento increíble, nos encontramos con mucha gente luego ya en la puerta de Brandemburgo. Todavía hoy cuando veo las imágenes históricas en televisión, se me pone la piel de gallina. Luego vino una época de euforia increíble en la ciudad, un ambiente inigualable; ojalá siguiera aquel optimismo”.

Restos del muro de Berlín, que eran en realidad dos muros separados por una franja de tierra, en el memorial de Bernauer Strasse 

MARÍA-PAZ LÓPEZ

El Muro construido por las autoridades de la Alemania comunista medía 155 kilómetros (43 dividiendo la ciudad, y 112 entre Berlín Oeste y el resto de la RDA) y funcionó como horrible barrera divisoria durante 28 años, 2 meses y 27 días. Su pacífico fin se produjo de modo totalmente inesperado, hasta el punto de que pilló al canciller de la RFA, el democristiano Helmut Kohl, de visita oficial en Varsovia, de donde regresó a toda prisa.

El proceso “fue obra de una minoría, como todas las revoluciones del mundo; en octubre y noviembre hubo manifestaciones en ciudades del este, pero millones de personas observaban desde detrás de las cortinas, esperando a ver qué pasaría después”, rememora el historiador Ilko-Sascha Kowalczuk, nativo de Berlín Este, que tenía entonces 22 años. 

“La nueva era empezó realmente el 18 de marzo de 1990, cuando el 80% de la sociedad de Alemania oriental votó por el cambio en las primeras elecciones libres de la Volkskammer [Parlamento de la RDA], no era ya algo impuesto o dictado, y no era una minoría en las calles”, resume Kowalczuk, quien recuerda que al principio muchos apostaban por una democratización de la RDA, y que la reunificación era impensable. Al final, Alemania pudo reunificarse el 3 de octubre de 1990.

Kowalczuk explica que su abuelo era ucraniano, “luchó por la independencia y fue condenado a muerte”, por lo que él, crecido en la RDA, siempre consideró que tenía derecho a oponerse. “Ahora está pasando también con la guerra rusa contra Ucrania, y en Alemania con el ascenso de la extrema derecha sobre todo en los länder del este pero también en el oeste, aunque en realidad es un fenómeno en toda Europa”.

Videorreportaje

Las lecciones no aprendidas de la caída del muro de Berlín

Ramon Aymerich, Xavier Mas de Xaxàs,
María-Paz López, Arnald Prat (vídeo)
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Las urnas perdonan al convicto Trump

Vuelco político en Washington

La estrategia del presidente electo, que se jugó su futuro penal a una victoria electoral, consigue evitar la cárcel

Trump, tras un cristal antibalas en un mitin dos días antes de las elecciones en Lititz, Pensilvania

Matt Rourke / Ap-LaPresse

Dos por uno. Este es el éxito sin paragón logrado por Donald Trump en las elecciones.

Las urnas le vuelven a abrir la puerta de la Casa Blanca, al tiempo que cierran la cancela de la prisión que pesaba sobre él por una retahíla de acusaciones.

Su táctica legal de retrasar los casos –entre estos, tratar de subvertir el resultado de las urnas– y desviar los asuntos mostrándose como víctima de una persecución política, ha sido una rampa de lanzamiento para recuperar un gobierno.

Los abogados defensores siempre requieren discreción. Trump ha hecho todo lo contrario. Cada imputación fue una excusa para la movilización. El líder republicano utilizó las indeseadas fotos policiales para recaudar dinero.

Su regreso al poder culmina esa táctica, que le permitirá archivar sumarios y e desvanezca la mancha penitenciaria. Esa estrategia basada en la política le otorga lo que no ganó en la sala de justicia. Las urnas han perdonado al convicto Trump.

Sobre el presidente electo, que ahora habla de “mandato histórico”, pesa la amenaza de ingresar en prisión o el arresto domiciliario porque está vigente la convocatoria del juez Juan Merchan, del tribunal de Manhattan, para dictar sentencia el próximo día 26 por el caso de la actriz porno Stormy Daniels.

Tras dos aplazamientos, esa es la jornada que fijó el magistrado para determinar el castigo por los 34 cargos que el jurado hallo culpable a Trump la pasada primavera. El origen se halla en el pagó, y la manipulación documental de encubrimiento, para comprar el silencio de Daniels. Ella amenazó con explicar en la campaña del 2016 que tuvieron un relación sexual.

Trump aún afronta la sentencia por el caso Stormy Daniels, pero todo apunta que el juez aplazará el fallo

Merchan se enfrenta a una papeleta. Trump ya señaló que quería otro aplazamiento y esto confronta al juez con la constitucionalidad de imponer prisión o libertad condicional al hombre que va a ser el comandante en jefe de Estados Unidos. En todo caso, el presidente electo recurriría esa decisión.

El magistrado, que no puede dejar el caso sin sentencia salvo a petición de la fiscalía, que al parecer no está por esa labor, puede posponer el fallo hasta el final del mandato, en 1929.

En medio hay otro mojón. Merchan debe resolver el día 12 la petición de la defensa de Trump de anular el caso, después de que el Tribunal Supremo garantizará la casi total inmunidad de los actos que realizó el republicano ocupando el cargo de presidente.

A su favor también ha jugado la suerte. El caso del robo de papeles secretos recayó en una juez de Florida (Aileen Cannon) que él nombró, y que archivo hace unos meses, mientras que el asunto de Georgia, por el intento de manipular el resultado electoral, fue al limbo al descubrirse que la fiscal Fani Wilis había mantenido un idilio con uno de los fiscales, por lo que los letrados defensores reclamaron que ella fuera apartada de la investigación. Pero la cuestión más grave, la presunta subversión de las presidenciales del 2020 y la supuesta incitación a la insurrección para mantenerse en el poder, habría llegado a juicio a principios de este año a no ser por el control conservador del Supremo. De los nueve magistrados, seis son republicanos tirando a radicales, tres nominados por Trump.

Los abogados defensores se limitaron a forzar todos los plazos al plantear la inmunidad. El máximo órgano judicial, en lugar de actuar con presteza, no se pronunció hasta junio, cuando convocar el juicio antes de las elecciones era un imposible.

Trump prometió que cesará al fiscal especial Jack Smith al primer minuto y que ordenará al secretario de Justicia que tire a la papelera esa investigación.

Pero Smith solicitó a la juez este viernes que ponga en pausa el procedimiento y disponer así de tiempo para reflexionar ante “esta circunstancia sin precedentes”. Pidió de plazo hasta el 2 de diciembre, si bien todo apunta que solicitará el archivo, siguiendo la política del Departamento de Justicia de no imputar a un presidente en activo.

El fiscal por el caso de la insurrección pide una pausa, la antesala de que solicite el archivo de esa grave causa

Lo único que no está claro es si, a pesar del cargo, deberá afrontar el pago de dos multas en sendos casos civiles que suben a más de 500 millones.

Y Trump se va de rositas.

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El tupé del Kremlin

cabaret voltaire

Rusia descorchó 132 botellas de champán en la Duma para celebrar el primer triunfo electoral de Trump. Hoy, la televisión estatal rusa se jacta abiertamente de la gran jugada de Putin al haber simulado su apoyo a Harris

kkk

ALAN JÜRGENS  

LV

Ha ganado un traidor

Lo descubrí en 1988, tres décadas antes de que fuera elegido –por primera vez– presidente de Estados Unidos: “¿Qué diablos hará la próxima semana Mijaíl Gorbachov, líder de la patria del proletariado –escribí ese año en La Vanguardia –, en un impresionante apartamento neoyorquino con sauna, piscina y vistas a Central Park que pertenece a Donald Trump, un supermillonario que acompañará a Gorbachov de compras por las mejores tiendas de la ciudad?”.

La traición no era pasear por el lujo neoyorquino cogido de la mano del secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética: desayunar en Tiffany’s debería ser un derecho humano universal. La traición era otra, y se me reveló unos días después al ver en una revista la imágenes del tríplex que Trump tiene en los últimos pisos –56, 57 y 58– de su torre de la Quinta Avenida. Un Versailles trumpificado en el cielo. La ecuación estética más deplorable elevada al infinito: oro = rico; columnas = rico porque los bancos tienen columnas; candelabros = rico porque son grandes y muy brillantes.

Ese tríplex era –y sigue siendo– un insulto al rascacielos Chrysler, un escupitajo contra el art déco, la sublime estética elegida por la gente con pasta para esculpir Nueva York después de los desiguales resultados de la Gilded Age , la edad chapada en oro del XIX.

Una traición, también, al divino Angelo Donghia, el diseñador inicial del tríplex, proyecto que Trump pervirtió después hasta hacerlo irreconocible. Donghia murió antes de ver el pastel, y ni los oligarcas rusos que sucedieron a Gorbachov salivaron tanto oro en sus palacios de corrupción.

Invitado por la nomenklatura sovié­tica, Trump ya había estado en Rusia un año antes de sacar a pasear a Gorbachov por la Quinta Avenida. Luego viajaría a las deplorables ferias para millonarios que se organizaban en el Moscú untado por Putin de petróleo, y soñaría con levantar su Trump Tower en la capital de los zares. El rascacielos más alto de Europa, apuntaban, con su Spa By Ivanka Trump incluido.

La torre no pasó de un render , pero hay pulsiones que fueron más allá del photoshop. En el 2016, el ultranacionalista ruso Vladímir Zhirinovski quedó tan entusiasmado por la primera vic­toria de Trump en las urnas que envió 132 botellas de champán a la Duma para celebrarlo. Y, esta semana, los comentaristas de la televisión estatal rusa se han revolcado de felicidad por su segunda victoria y han celebrado abiertamente la hábil maniobra de Putin al ayudar a Trump haciendo ver que prefería a Harris. Es Bizancio regalando catapultas a Palm Beach, el hogar de un tupé que –esto en política hoy es revolucionario– dice lo que piensa.

¿Qué pasará? Imposible de saber. La volatilidad del personaje enloquecerá a los que intentan cuadrar el mundo en un análisis, pero tenemos pistas para el frente del Este: Trump ha elogiado siempre la fortaleza de Putin, ha criticado la ayuda militar estadounidense a Kyiv, no ha querido culpar al zar de la invasión y se ha negado a decir si desea que los ucranianos ganen la guerra.

Al Kremlin, por supuesto, le interesa un Estados Unidos encerrado en sí mismo frente a una Rusia hambrienta de expansión: “Rusia nunca tendrá límites”, deja claro el Kremlin en grandes carteles por las avenidas de Moscú y San Petersburgo. Es lo que no tienen, ni quieren tener, los imperios: fronteras.

Atando cabos, hace poco descubrí –y escribí– algo fabuloso en lo que nadie había caído: los interiores de Mar-a-Lago, residencia de Trump en Palm Beach, fueron diseñados en los años veinte por el mismo artista que, en la Viena de 1908, diseñó el último y más fastuoso desfile del imperio de los Habsburgo antes de colapsar... Make Austria-Hungary Great Again .

En este diseño interior incubó Trump el tsunami MAGA: Make America Great Again . Será complicado hacer América grande de nuevo encerrándola en si misma, y tampoco está claro que en el mundo haya espacio para el engrandecimiento de todos los dictadores a los que Trump admira... Make America / Russia / China / NorthKorea Great Again... No hay suficientes metros cuadrados para tanto volumen, acabaremos por petar, y quizá sea esta la razón por la que el vicepresidente de facto de Trump, Elon Musk, prepare sus cohetes para largarse a Marte.

A Trump le ponen los dictadores, eso está claro, pero solo por uno ha pronunciado la palabra amor , y no es Putin, es un perfil más osito. “Me ha escrito cartas hermosas. Nos enamoramos”, dijo literalmente hace seis años Trump de Kim Jong Un.

¿No es el amor y la traición lo que nos hace humanos?

Donald Trump puso a Elon Musk al teléfono durante una llamada con Volodímir Zelenski

La futura Casa Blanca

La participación del multimillonario en la conversación de ambos líderes indica que podría jugar un papel importante, también, en la política exterior de la futura administración

Donald Trump abraza a Elon Musk en un mitin de campaña, en el Butler Farm Show

Evan Vucci / Ap-LaPresse

La implicación de Elon Musk en la futura administración de Donald Trump, después de su importante ayuda durante la campaña, ha comenzado a tomar forma cuando faltan más de dos meses para la toma de posesión.

Desde su residencia de Mar-a-Lago, en Palm Beach (Florida), el día después de su arrolladora victoria en las urnas, el presidente electo estaba hablando por teléfono con el líder ucraniano Volodímir Zelenski cuando, después de que este pusiera en valor la importancia del sistema Starlink para sus tropas, Trump decidió pasarle el móvil al propietario de la empresa, según ha avanzado el portal digital Axios y han confirmado otros medios estadounidenses.

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Aunque no han trascendido muchos detalles de la conversación, más allá de que Zelenski se mostró “tranquilizado” por lo que escuchó durante la llamada, de unos 25 minutos, esta revelación indica que el papel de Musk en el futuro gobierno podría ir más allá de su prometido cargo destinado a “reducir el gasto público”. 

Tras la llamada del miércoles, Zelenski felicitó al republicano a través de X, también propiedad de Musk, “por su histórica victoria aplastante” y añadió que “su tremenda campaña hizo posible este resultado”. El presidente de Ucrania subrayó la reunión que mantuvo con Trump en Nueva York en septiembre, en la que “discutimos en detalle la asociación estratégica entre Ucrania y Estados Unidos, el Plan de Victoria y las formas de poner fin a la agresión rusa contra Ucrania. Valoro el compromiso del presidente Trump con el enfoque de 'paz a través de la fuerza' en los asuntos internacionales”, afirmó en su publicación.

El sistema de internet por satélite Starlink –fabricado por SpaceX, una de las empresas fundadas por el hombre más rico del mundo– ha sido una ayuda imprescindible para Ucrania en su resistencia frente a la invasión rusa. Sus tropas dependen en gran medida de sus terminales para poder comunicarse entre ellas sin ser detectadas, pues pueden poner sus teléfonos en modo avión y conectarse al wifi satelital. Además, Starlink permite a los centros de mando tener una supervisión continua del campo de batalla, donde el acceso a internet puede ser irregular o inexistente.

Según afirman funcionarios ucranianos a The Washington Post, Zelenski salió de la llamada con la suposición de que Musk iba a unirse a las futuras conversaciones entre ambos jefes de estado, pero también en las llamadas entre Trump y otros líderes mundiales, jugando un papel en la política exterior.

De hecho, recientemente The Wall Street Journal reveló que también ha tenido un contacto regular y directo con el presidente ruso, Vladimir Putin, al menos desde el 2022, el año en el que Rusia invadió Ucrania y en el que Musk comenzó a proporcionar su sistema Starlink a Kyiv. Según confirmó el teniente general ucraniano Kirilo Budanov al mismo medio, el Kremlin también habría estado utilizando terminales de Starlink, aunque compradas a través de intermediarios, “desde hace bastante tiempo”.

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La cartera de empresas de Musk ya tiene una relevancia global, pero se espera que sea mayor cuando entre a formar parte de la Casa Blanca, el próximo 20 de enero. La red social X es muy influyente en el debate público, SpaceX está transformando la carrera espacial, xAI busca competir en el creciente mercado de la inteligencia artificial y Tesla en el de los coches eléctricos y autónomos. Si, en dos meses, Musk asume un cargo importante en la administración de Trump, los líderes mundiales tendrán un gran interés en conversar directamente con él sobre estos asuntos.

En el caso de Ucrania, Trump ha dicho públicamente que considera que su guerra con Rusia es imposible de ganar, por lo que cree, a la luz del estancamiento del conflicto, que no vale la pena mantener el fundamental apoyo que ha recibido Kyiv durante la administración de Joe Biden para resistir a la invasión.

El presidente electo prometió poner fin “inmediatamente” a la guerra y, de hecho, llegó a afirmar que lo haría “24 horas” después de ser elegido, incluso antes de su toma de posesión. Aunque no han trascendido detalles de la llamada con Zelenski, el presidente electo ha dicho que usará su “buena relación” con Putin para que ambos líderes lleguen a un acuerdo. Sin embargo, lo previsible es que un fin inmediato del conflicto implique la cesión de territorio por parte de Kyiv.

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Después de años evitando su implicación en la política, Musk abrazó públicamente el trumpismo tras el intento de asesinato al expresidente el 13 de julio en Butler (Pensilvania). Desde entonces, se volcó con su campaña, a través de sus publicaciones en X, de donaciones de hasta 130 millones de dólares a través de su comité de acción política (America PAC), de actos de campaña en Pensilvania y de sorteos diarios de un millón de dólares en los que incentivaba a los participantes a registrarse para votar en estados clave.

Ahora se dispone a recoger los frutos de esa fructífera alianza, con la que pretende ejercer una influencia más allá de su papel en la “auditoría del gobierno” y la recomendación de “medidas drásticas” para mejorar la “eficiencia de la administración” mediante la reducción del gasto público, que ha cifrado en 2 billones de dólares. El magnate ha apodado el organismo que se supone que liderará como “Departamento de Eficiencia Gubernamental”, cuyo acrónimo en inglés es DOGE, el nombre de una criptomoneda con la que lleva años bromeando en las redes sociales.

The New York Times reveló ayer que Musk ya ha pedido a Trump contratar a varios empleados de su empresa SpaceX como altos cargos del Gobierno, incluyendo el Departamento de Defensa, que es uno de sus clientes, según dos personas informadas sobre sus llamadas. El futuro gobierno de Trump ya ha empezado a tomar forma, con el primer nombramiento de Susie Wiles como jefa de gabinete, y se espera que en los próximos días se hagan públicos otros nombres de su administración.

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