Observen lo que son, lo que somos
He aquí unos hombres convertidos en carne, en mera carne, en la carne de la que venimos huyendo desde tiempos inmemoriales en pos de una dimensión espiritual o mental o trascendental, como ustedes prefieran. No es que usted y yo no estemos hechos de carne, sino que procuramos disimularlo porque no tenemos una gran opinión de ella, de la carne. Por las pasarelas de los desfiles de moda, de hecho, no desfilan hombres y mujeres, sino espíritus puros que, más que caminar, flotan. De ahí su delgadez, y su ausencia de masa corporal, de ahí su peso. La carne es, como mucho, el cimiento sobre el que se edifica el espíritu. No disponemos de otro material de base, pero sólo nos interesa en la medida e...
n la que sobre él se sostienen las ideas.
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