La Cara Oculta de México - J. J. Benítez

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ÍNDICEPORTADASINOPSISPORTADILLADEDICATORIACITAS¿ATLÁNTIDA?«TIENES QUE VERLAS»VISIÓN REMOTAUNA PIPA DE BARROLOS RUSOSVISIÓN REMOTA«LA PAREJA»VISIÓN REMOTA¿PROFECÍAS?VISIÓN REMOTACONCLUSIONESNOTASCRÉDITOS
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SINOPSIS
 La cara oculta de México
 podría cambiar la historia (especialmente la deAmérica). La nueva investigación del periodista navarro supera todo loanterior (sesenta y siete libros publicados).En un primer momento, J. J. Benítez pensó que esos miles de figurillas debarro cocido y piedras grabadas eran una falsificación. Las sucesivasdataciones —con C14 y termoluminiscencia— le convencieron: sonauténticas.
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JJ BENÍTEZ
 LA CARAOCULTADE MÉXICO 
UN HALLAZGO QUE DEBERÍACAMBIAR LA HISTORIA
 
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 A Toño Erazo, investigador mexicano,que hace fácil lo difícil
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Nada más bello ni más placentero para los sabios que el arte de sabercontemplar.LEÓN PORTILLA Es necesario esforzarnos por redescubrir la revelación que,inevitablemente, está en el origen de toda religión.LAURETTE SÉJOURNE La oscuridad mental es la peor de las oscuridades.J. J. BENÍTEZ
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¿ATLÁNTIDA?
  En 1989 contemplé por primera vez las figurillas de barro de Acámbaro, enMéxico. Acompañaba al añorado doctor Fernando Jiménez del Oso.Fue una experiencia extraña. En un sótano descubrimos miles defigurillas de barro cocido, envueltas en papeles de periódicos yprácticamente olvidadas. Calculamos más de treinta mil.Fernando y este pecador procedimos a desenvolver algunas de aquellasestatuillas y quedamos desconcertados. La mayoría representaba toda clasede dinosaurios: estegosaurios, tiranosaurios, triceratops, diplodocus, etc.Otras figuras eran criaturas imposibles.Según nuestras informaciones, la casi totalidad de las imágenes fuereunida por un súbdito alemán emigrado a la ciudad de Acámbaro, en elestado de Guanajuato. En julio de 1945, Waldemar Julsrud paseaba acaballo por una colina próxima a la referida población. Fue entoncescuando distinguió varias figurillas de cerámica, desenterradas — posiblemente— por las lluvias.Waldemar, interesado por las antigüedades, solicitó a uno de loscampesinos del lugar —Odilón Tinajero— que removiera la colina, «por sipudiera hallar otras piezas».Tinajero obedeció y encontró miles de estatuillas de barro.Entre 1945 y 1952 fueron desenterradas del orden de treinta mil.Además de los citados dinosaurios aparecieron puntas de flechas, deobsidiana, dientes de caballo, máscaras, pipas y serpientes de barro y
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figuras humanas (también en cerámica) que oscilaban entre 60 centímetrosy 1,20 metros de altura.¿Cómo podía ser? Tanto los dientes de caballo como otras imágenes demamíferos (rinocerontes y tapires) se dieron en América en el Pleistoceno(primer periodo de la era Cuaternaria hace más de un millón de años).Naturalmente, los arqueólogos rechazaron el hallazgo, estimando queestaban ante un gigantesco fraude. Y Waldemar se preguntó, con razón: «Silos primeros pobladores llegaron a América hace treinta mil años, ¿cómo esque sabían de animales que desaparecieron hace un millón de años?».En 1968 se llevó a cabo la primera datación de las figurillas de barrococido de Acámbaro. La efectuó la sociedad lsótopes Inc., de Westwood, enNueva Jersey (Estados Unidos). Antigüedad: 3.590 años. En otras palabras:las figurillas pudieron ser fabricadas hacia el año 1600 a. C. Pero losarqueólogos siguieron negando...
Figurillas de barro de Acámbaro (México). (Archivo del autor.)
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Acámbaro: hombre sobre dinosaurio. Según la ciencia un fraude. (Archivo del autor.)Waldemar Robert Ludwin Julsrud Walden. (Archivo del autor.)
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La máquina de escribir en la que Waldemar escribió
 Enigmas del pasado
. (Archivo del autor.)
Desde aquel lejano 1989 me preocupé de entrevistar a numerososinvestigadores. ¿Qué opinaban sobre el «tesoro» de Waldemar?Charles DiPeso, de la Fundación Amerindia, de Arizona, aseguró quelas figurillas eran falsas «porque no mostraban señales de haberpermanecido enterradas».El profesor Charles Hapgood se enfrentó a la hipótesis de DiPeso,asegurando que él había asistido al hallazgo de piezas que sí conservabanrestos de materia orgánica. Estas partículas, justamente, se enviaron aNueva Jersey para su datación. El carbono 14, como detallé, arrojó unaantigüedad de 3.590 años. Hapgood, como digo, fue testigo directo de unade las excavaciones en las cercanías de Acámbaro. El hecho ocurrió en unacasa construida hacia 1930, mucho antes de los primeros hallazgos deWaldemar. Al excavar en la casa fueron descubiertas cuarenta y cuatropiezas similares a las obtenidas por Julsrud.Pero los arqueólogos se negaron a aceptar el descubrimiento delprofesor Hapgood...El doctor Raymond Barber, del Museo del Condado de Los Ángeles,fue igualmente testigo del hallazgo de numerosas figurillas de barro en las
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colinas cercanas a la ciudad de Acámbaro.Algunas de las figuras fueron examinadas por el profesor Romer, delDepartamento de Zoología de la Universidad de Harvard. Romer estimóque «se trataba de dinosaurios, pero desconocidos». E hizo una observacióninteresante. Entre las piezas estudiadas aparecía la de un elefante asiático. Yse preguntó: «¿Cómo podían saber los antiguos mexicanos de la existenciade esta clase de animales? En América jamás se dio el elefante asiático».Otro de los investigadores que se pronunció sobre la colección deWaldemar fue Harry Möller. En una entrevista de Elvira García para larevista
 Encuentros extraterrestres
, Möller declaró que las treinta milfigurillas de barro pudieron llegar desde Europa antes de la catástrofe queterminó hundiendo a la mítica Atlántida. El «tesoro» —según Möller— habría sido enterrado en Tenochtitlán (antigua capital azteca) y descubiertopor los conquistadores españoles. Finalmente, las figurillas fuerontrasladadas a Acámbaro.Esta hipótesis —compartida por Waldemar— nos llevaría muy lejos.Según los campesinos de Acámbaro, las figurillas se presentaban en«enormes bolsas», siempre revueltas y a escasa profundidad. Nuncaaparecieron en tumbas.En una localidad relativamente próxima — San Miguel Allende— fueron localizadas otras cinco mil figurillas, también de barro cocido, querepresentan hombres con dinosaurios y extraños seres con manos y piespalmeados y lenguas bífidas.Durante un tiempo estudié la cultura chupícuaro —que se asentó en lazona de Acámbaro—, pero no encontré un solo vestigio que permitieraidentificar las treinta mil figurillas con dicha etnia.
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El «tesoro» de Waldemar me recordó de inmediato las once milpiedras grabadas que había contemplado en la ciudad peruana de Ica, al surde Lima. En dichas piedras —como expliqué en mi libro
 Existió otrahumanidad
 — aparecen hombres y dinosaurios. La ciencia tampoco aceptódichas piedras y las teorías del doctor Javier Cabrera Darquea, impulsor delmuseo. Para Cabrera, las piedras de Ica son la demostración de la existenciade una humanidad desconocida.
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Pero la arqueología oficial tampoco ha reconocido las huellaspetrificadas de hombres y dinosaurios, descubiertas en las orillas del ríoPaluxy, en Texas (Estados Unidos). Las huellas humanas de Paluxy miden58 centímetros de longitud (la de un ser humano normal ronda los 25centímetros).Sinceramente, quedé intrigado. ¿Quién había moldeado las figurillasde Acámbaro y dónde?Pero las sorpresas no habían terminado...
Piedra de Ica: hombre sobre dinosaurio. (Archivo: J. J. Benítez.)
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Blanca con el doctor Javier Cabrera Darquea, en el museo de Ica (Perú). (Foto: J. J. Benítez.)Piedra grabada de Ica: trasplante de corazón. (Archivo del autor.)
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Piedra de Ica. La desaparición de los dinosaurios se registró hace 66 millones de años. (Archivo: J. J.Benítez.)
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El doctor Cabrera y Juanjo Benítez (a la derecha), en 1975, en el museo de las piedras grabadas.(Foto: Fernando Múgica.)
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Feto humano petrificado, encontrado en Salta (Argentina). Antigüedad aproximada: dos millones deaños. (Archivo: J. J. Benítez.)
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Primer encuentro de J. J. Benítez con las figurillas de barro de Acámbaro (México). (Archivo: J. J.Benítez.)
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«TIENES QUE VERLAS»
 Treinta años después regresamos a Acámbaro. Corría el mes de junio de2019.Tras la muerte de Waldemar, el Ayuntamiento de la ciudad consiguió abrirun museo con las piezas que había reunido el alemán.Blanca y yo quedamos gratamente sorprendidos. No eran treinta mil lasfigurillas de barro cocido. Según el museo, el «tesoro» de WaldemarJulsrud suma unas treinta y siete mil.Recorrimos las seis salas con detenimiento, examinando las cuarenta y tresurnas de cristal. En total sumé cinco mil piezas, todas de barro. El resto seencuentra en el sótano del edificio.Nos permitieron visitar dicho sótano y quedamos nuevamentedesconcertados. En 268 cajas se almacenan alrededor de treinta y dos milpiezas, casi todas rotas. Llevar a cabo un inventario y recomponer lasfigurillas costaría un dinero que el municipio no tiene.Abandonamos el museo con una sensación agridulce.Para nuestra sorpresa, además de infinidad de dinosaurios desconocidos,contemplamos criaturas con rasgos egipcios, celtas, hindúes y cretenses.En el museo nos informaron sobre algo que estimé importante: en 1954, elGobierno de México envió a la ciudad de Acámbaro un equipo dearqueólogos con la finalidad de examinar las figurillas. Excavaron loscerros próximos y descubrieron decenas de figuras de arcilla, similares a lasde la colección Julsrud. El informe, sin embargo, fue negativo. Losarqueólogos no aceptaron que el hombre hubiera convivido con losdinosaurios...Waldemar falleció en 1964 sin que se le hiciera justicia.
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Y Toño Erazo, el investigador mexicano que nos acompañaba, siguióinsistiendo: —Tienes que verlas... Tienes que ver esas piedras grabadas.Se refería a una colección de lajas, desenterradas, al parecer, en el estado deMichoacán.Sinceramente, no le presté mucha atención. En esos momentos me absorbíael asunto de las figurillas de Acámbaro y un caso de encuentro con unhumanoide en la población de Hueypoxtla, en el estado de México (ver
 Están aquí 
).Pero terminé accediendo. Veríamos esas lajas...Y el 7 de junio (2019) —según consta en mi cuaderno de campo— aceptépasar por el domicilio de Luis Herrera, amigo deToño. Y nos llevamos la sorpresa del día y del año...Llegamos a la casa —en un lugar que no debo revelar— hacia las once ymedia de la mañana. Y Luis nos mostró medio centenar de piezas...¡deslumbrantes!En una de las salas se alineaban figuras de barro, lajas grabadas, collares,hachas, puñales de obsidiana y grandes cuencos con figuras imposibles.Durante los primeros minutos no supe hacia dónde mirar.Toño, nuestro amigo, sonreía, satisfecho. No podía dar crédito a lo queestaba viendo. ¿De dónde había salido aquello?Las piezas —de mármol, cuarzo, florita, ónix y jade— presentaban sirenas junto a seres de grandes cráneos y ojos almendrados. ¡Era la representaciónde seres extraterrestres!En otras lajas negras se veían naves, en pleno vuelo.
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Más allá calendarios parecidos al azteca. Más naves, más sirenas, más seresno humanos, más grabados oficialmente imposibles, urnas en forma de ovnicon tripulantes de enormes cabezas en su interior, espadas, lanzas y hachascon los mangos delicadamente grabados (en todos ellos se aprecian seresno humanos y planetas). Las planchas de jade verde oscuro —en realidad, jade nefrita— aparecían con bellísimas incrustaciones de madre perla y conun asombroso acabado espejo. Varias de las lajas superaban los cien kilosde peso.Miles de figurillas de barro son exhibidas en el museo de Acámbaro(México). (Archivo del autor.)¿Convivió el hombre con los dinosaurios? El museo de Acámbaro dice quesí. (Archivo del autor.)Seres gigantes de tres dedos en el museo de Acámbaro. (Archivo del autor.)Hombre pulpo. Museo de Acámbaro. Otro viaje a lo imposible. (Archivodel autor.)Dinosaurio grabado en una de las tablillas del museo de Acámbaro.(Archivo del autor.)Museo de Acámbaro. (Archivo del autor.)
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J. J. Benítez en los sótanos del museo de Acámbaro. (Archivo del autor.)Criaturas monstruosas, imposibles para la ciencia. Museo de Acámbaro.(Archivo del autor.)Y Luis procedió a contar lo que sabía: —Hace un año, aproximadamente, en el estado de Michoacán, cuandoexcavaban para la construcción de una carretera, aparecieron estas piedrasgrabadas, así como las figuras y urnas. Había cientos. Los ingenieros sellevaron muchas. Necesitaron helicópteros para su traslado. Algunas piezaspesaban del orden de una tonelada. —¿A qué profundidad las encontraron? —A cosa de un metro. —¿Puedes decirnos el lugar exacto donde las hallaron?Luis sonrió y se negó. Y aclaró: —Es un lugar muy grande. Hay varios pueblos que están desenterrandopiezas. Después las venden. Si revelara el sitio, me matarían. —¿Cuántas piezas han podido ser desenterradas? —Miles... Y están extendidas por toda la república y en el extranjero. Losrusos se han llevado muchas. —¿Se conoce la antigüedad? —No. Un geólogo amigo las envió a Nueva York y los arqueólogos dijeronque eran falsas. —¿Por qué? —Sencillamente no admiten la presencia extraterrestre.
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 —¿Hubo algún tipo de datación? —Que yo sepa no. La piedra no puede ser sometida al carbono 14.Luis Herrera llevaba razón. Pero los mangos de hueso de los cuchillos deobsidiana sí podrían ser datados. Se lo expliqué y aceptó regalarme uno delos puñales.El resto de la jornada fue frenética. Blanca y Toño fotografiaron la totalidadde las piezas, las medimos y pesamos y yo anoté las características mássobresalientes. En ello estaba cuando reparé en otro detalle desconcertante:en los grabados —bellísimos— no acerté a detectar una sola señal del usode herramientas. Eché mano de la lupa y repasé los altorrelieves. Negativo.Ninguna de las piezas presentaba las lógicas rayaduras provocadas por lasherramientas. Y una loca idea se posó en mi mente. Pero la rechacé...Fue una jornada intensa. A cada paso me encontraba con lajas y figuras depiedra en las que seres no humanos —de grandes cráneos— convivían conlos nativos. Y, al fondo, en esas mismas piedras, grabados de naves envuelo o posadas en tierra.Al terminar la jornada traté de hacer balance. Las imágenes eran tanespectaculares que, necesariamente, tenían que ser falsas. Y la idea siguiópicoteando en mi cerebro. Al mismo tiempo llegaban pensamientos queanulaban al primero: «Los grabados —me decía— son perfectos... Lasimágenes son delicadas... El perfil de los seres no humanos es el que he idolevantando en mis investigaciones por el mundo... ¿Qué sentido tienefalsificar este material, enterrarlo y volverlo a sacar para venderlo por unasmonedas?».Lo reconozco: estaba hecho un lío. Blanca también dudaba. Toño no sabíaqué pensar.Era preciso datar las piezas. El carbono 14 podía arrojar mucha luz sobreaquel enigma.Y decidí continuar con las investigaciones.
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Una imagen vale por mil palabras: sirenas y seres no humanos juntos.(Archivo del autor.)Una laja de piedra negra, oficialmente imposible, desenterrada enMichoacán (México). (Archivo del autor.)Ampliación de la imagen anterior. A la derecha, otro ser no humano.(Archivo del autor.)Naves y seres no humanos junto a una sirena. A la derecha una imagen dela Virgen de Guadalupe. Esta piedra nos rompió los esquemas mentales.(Archivo del autor.)Ampliación de la piedra de la Virgen de Guadalupe. (Archivo del autor.)Calendario parecido al azteca, pero no igual. Nadie lo ha descifrado.(Archivo del autor.)J. J. Benítez examinando una de las extrañas lajas. Un ser no humanoconversa con un nativo. Al fondo, en el aire, una nave. (Archivo del autor.)
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Ampliación de la imagen anterior: un ser de enorme cráneo habla con unnativo y parece ofrecerle o aceptar algo. Cuatro ovnis contemplan laescena. ¿Imagen falsa o auténtica? El extraterrestre presenta tres dedos encada mano y señala hacia el cielo. (Archivo del autor.)El grabado de las naves es espectacular, con toda clase de detalles y conincrustaciones de coral rojo y madreperla. Demasiado trabajo —pensamos — para después vender las piezas por un puñado de dólares. Los ojos delextraterrestre han sido confeccionados con jade negro y verde,hermosísimo. El «obsequio» presenta también incrustaciones de piedraspreciosas. En la parte inferior de la laja se aprecia una construcciónpiramidal (tipo maya). (Archivo del autor.)Toño Erazo muestra una de las piedras de jade. (Archivo del autor.)El ser es totalmente extraterrestre. Parece muerto. (Archivo del autor.)Jade verde. Un ser de enormes ojos y cuatro dedos en el pie sostiene unapirámide. Desconocemos el significado. (Archivo del autor.)Supuesta urna funeraria en forma de nave. Peso: 54 kilos y 800 gramos.Presenta numerosas incrustaciones de jade verde. (Archivo del autor.)Parte superior de la urna funeraria. (Archivo del autor.)
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En la zona superior de la urna aparecen dos seres no humanos rodeandouna esfera de jade verde. Desconocemos el significado. (Archivo del autor.)Al aproximar la brújula a la urna, la aguja se altera. Desconocemos por qué.(Archivo del autor.)Interior de la urna funeraria. Dos seres de grandes ojos aparecen sentadosen la nave. (Archivo del autor.)J. J. Benítez inspecciona una de las urnas funerarias. (Archivo del autor.)Ovni espectacular grabado en una pieza de jade negro. (Archivo del autor.)Seres de enormes cráneos y ojos de jade verde en otra de las vasijas.(Archivo del autor.)Ser no humano con casco. (Archivo del autor.)Los seres no humanos se repiten en las piezas examinadas en la casa deLuis Herrera. (Archivo del autor.)¿ET en el interior de una nave? (Archivo del autor.)
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¿Ser no humano provisto de un arma? (Archivo del autor.)Vasija en la que se ve a un ET manejando un instrumento. (Archivo delautor.)Figura en mármol, con incrustaciones de jade verde. El trabajo esespectacular. ¿Quién ha podido esculpir algo así? (Archivo del autor.)ET rodeado de extraños símbolos. (Archivo del autor.)Una nave en lo alto de una construcción (¿?). Seres no humanos —con ojosde jade verde— en los laterales, portando recipientes. (Archivo del autor.)Tallas de nativos, en piedra. Significado desconocido. (Archivo del autor.)Un nativo —posiblemente un jefe— abraza a un ET. ¿Está muerto? ¿Quéquisieron representar? (Aceptando que la pieza sea auténtica.) (Archivo delautor.)Ampliación de la talla anterior. El trabajo es impecable. (Archivo delautor.)
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Parte posterior del «jefe» que abraza a un ET. No se observan señales deherramientas en los altorrelieves. (Archivo del autor.)Luis Herrera. (Archivo del autor.)
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VISIÓN REMOTA
  Esa noche, ya en el hotel, cuando Blanca quedó profundamente dormida,llevé a cabo un pequeño gran experimento. Lo llamo «visión remota». Lopractico desde los años setenta. Se trata de un ejercicio, aprendido en loscursos de «control mental» (método Silva), por el que la mente puede«viajar» al lugar solicitado. Tras una completa relajación di la orden a mimente para que «viajara» al lugar en el que habían sido confeccionadas laspiedras que había visto ese día en la casa de Luis Herrera. Lo que vi medejó perplejo:
En un valle, entre montañas, en un cielo muy azul, observé varias naves en forma de disco. Semantenían inmóviles sobre una aldea. Las casas eran chozas con techos de paja. Las habitabanunos indios casi desnudos. Aquella gente aparecía concentrada en el centro del poblado.Gesticulaban sin cesar y señalaban al cielo. Me paseé entre los indios y comprobé que eransordomudos. Todos: mujeres, niños y ancianos. Y, de pronto, de las naves, fueron lanzadasdecenas de piedras. Cayeron a los pies de los indios y lo hicieron suave y lentamente.
¡Eran las lajas que habíamos visto y fotografiado en la casa de Luis!Por supuesto, no dije nada a nadie sobre mi visión.
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UNA PIPA DE BARRO
 Tres días más tarde solicité a Luis Herrera que nos permitiera visitar elyacimiento del que, supuestamente, salen las piedras grabadas. Luis dijoque sí.El 10 de junio (2019), lunes, siempre en la compañía de Toño Erazo, nosdirigimos hacia el noroeste, al peligroso estado de Michoacán. Y, trascuatro largas horas de viaje, descendimos hacia un rancho del que no debodar pistas. Así lo prometí.Total recorrido: 300 kilómetros desde Toluca. A pesar del fuerte calorpaseamos por una zona desértica, acompañados de varios peones y de LuisHerrera.A las 13 horas llegamos al yacimiento. Se trata de una planicie enorme.Según Herrera no conocen los límites del referido yacimiento. Y empiezana excavar aquí y allá.Aparecen cerámica y huesos (al parecer de animales). Al fondo veo lagos ycerros pelados. Se oye el silbido de aviso de las serpientes de cascabel.Conviene tener cuidado.Y sigo leyendo en el cuaderno de campo correspondiente:13:20 horas... Uno de los peones —Luis Alejandro— nos reclama. Estámuy cerca: a cosa de diez metros... Ha encontrado algo... Nos aproximamosy el muchacho muestra una pieza de barro... Es una pipa ceremonial con unanimal en la parte superior... La examino, incrédulo... El peón afirma que laha descubierto a unos veinte centímetros de profundidad... Luis asegura quees la misma zona en la que han encontrado lajas, collares, hachas y vasijaslabradas...Siguen surgiendo huesos y puntas de flechas…
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A las 13:40, Toño desentierra una tibia humana... Estaba a cuarentacentímetros de profundidad... Convendría llevar a cabo una datación porcarbono 14 o termoluminiscencia… Ya veremos...Al poco encuentran otro trozo de pipa, también de barro cocido...A las 14 horas abandonamos el yacimiento... El calor es insoportable(rondamos los 40 grados).A las 16 horas almuerzo en la casa de un familiar de Luis Herrera... Nosmuestran decenas de piezas, similares a las ya vistas y fotografiadas tresdías antes.Esto es de locos...A las 17, Luis nos lleva a otra casa... Más piedras grabadas, más hachas,más imágenes imposibles...Cuento doscientas nuevas piezas... Luis explica que hay otras haciendasrepletas de lajas grabadas con ET y naves...Me duele la cabeza... No sé qué pensar... ¿Estamos ante un formidable ygigantesco fraude?.. La intuición protesta: «Es mucho trabajo. Una solapersona no ha podido crear esta belleza... Las esculturas sonimpresionantes».Reacciono y me digo a mí mismo que conviene esperar a las dataciones...A las 22 horas regresamos a Toluca. Esa noche no pude dormir... Las lajasgrabadas giraban en mi mente y se reían de este pecador... Llevocontabilizadas más de trescientas piezas y, según Herrera, hay que sumarotro millar, esparcido por México y por otros países…Me siento incapaz de resolver el enigma... ¿Qué sentido tiene crear piezastan hermosas y delicadas, enterrarlas y sacarlas de nuevo para venderlas?Para algo así, el falsificador necesitaría años de trabajo.Al día siguiente acudimos a otro lugar y seguimos examinando otrasmuchas lajas labradas. La «sección» de hachas y cuchillos era
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impresionante.El yacimiento, en un rancho de Michoacán (México). (Archivo del autor.)Hallazgo de una punta de flecha. (Archivo del autor.)Luis Alejandro, en el momento de desenterrar la pipa de barro cocido.(Archivo del autor.)La pipa presenta un animal bebiendo o comiendo de la cazoleta. Mide 16,5centímetros de longitud. Altura máxima: 8,5 cm. (Archivo del autor.)J. J. Benítez con una de las hachas de piedra grabada. En todas ellasaparecen naves y seres no humanos. (Archivo del autor.)Naves y seres de grandes cráneos grabados en hachas y cuchillos de piedra.(Archivo del autor.)Doble cuchillo con mango de hueso. En él han sido grabados seres degrandes cabezas y ojos rasgados. (Archivo del autor.)Laja negra en la que han sido grabados un nativo (izquierda) y un ser nohumano. En la parte inferior se observa una nave. (Archivo del autor.)
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Ampliación de la imagen anterior. Las lanzas presentan signosdesconocidos. (Archivo del autor.)Hachas y cuchillos en los que se ven naves y seres no humanos. (Archivodel autor.)Ser no humano grabado en un cuchillo de piedra. (Archivo del autor.)Hachas y bastones de piedra en los que fueron grabados sirenos, seres nohumanos y diferentes naves. (Archivo del autor.)Naves sobre las cabezas de seres no humanos. (Archivo del autor.)El mismo día del hallazgo de la pipa de barro, el bueno de Luis Herrera meregaló un cuchillo de obsidiana con el mango de hueso (posiblemente devaca). Era lo ideal para llevar a cabo una datación por carbono 14.Luis Herrera (derecha), en el momento de la entrega del cuchillo de piedracon mango de hueso a J. J. Benítez. (Archivo del autor.) Al regresar a España entregué parte de la empuñadura de hueso al CentroNacional de Aceleradores, en Sevilla.El 17 de diciembre de 2019 llegó la respuesta. Francisco Javier SantosArévalo fue claro:
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 —La muestra es muy reciente —explicó—. Sin lugar a duda, posterior a1955. En el informe que te adjunto tienes los rangos de fechas posibles y suprobabilidad. El rango viene entre corchetes, seguido de un número queexpresa la probabilidad. Basta multiplicar por cien para tener esaprobabilidad en forma de porcentaje.Cuchillo de piedra, utilizado posiblemente en los sacrificios humanos. Elmango de hueso fue sometido al carbono 14. (Archivo del autor.) —¿Posterior a 1955? —Quizá de 1956 o 1957, con un 15 por ciento de probabilidad. Cabetambién la posibilidad de que el hueso sea de los años 2005 a 2009, con un85 por ciento de probabilidad. —¿Queda descartado que sea más antiguo? —Descartado.No lo negaré. La información proporcionada por el científico del CNA fueun jarro de agua fría. Sinceramente, no esperaba algo así...Andrés García Pascual (izquierda) y J. J. Benítez en el momento del cortedel mango de hueso. (Archivo del autor.)Y me hice nuevas preguntas: ¿alguien trabajó esas piedras en la década delos años cincuenta del siglo pasado y las enterró para que fueranencontradas en el siglo XXI? ¿Alguien las falsificó entre los años 2005 y2009? ¿Miles de lajas, piedras, collares, hachas y puñales? ¡Qué extraño!Pero la prueba con el carbono 14 no mentía.Y proseguí las pesquisas.
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Señalado con la flecha, corte en el mango de hueso del cuchillo deobsidiana. (Archivo del autor.)J. J. Benítez frente al Centro Nacional de Aceleradores, en Sevilla(España). (Archivo del autor.)Francisco Javier Santos y el equipo que llevó a cabo el análisis del hueso.(Archivo del autor.)Peso del cuchillo de piedra: 438,5 gramos. (Archivo del autor.)Informe de datación: posterior a 1955. (Archivo: J. J. Benítez.)De izquierda a derecha, los doctores Tomás Calderón, María AsunciónMillán y Pedro Beneitez, del laboratorio de Datación y Radioquímica de laUniversidad Autónoma de Madrid (España). (Archivo: J. J. Benítez.)En octubre de 2020 llegó la datación de la pipa de barro cocido.La llevó a cabo el equipo del Laboratorio de Datación y Radioquímica de laUniversidad Autónoma de Madrid, integrado por los doctores PedroBeneitez, María Asunción Millán y Tomás Calderón.Y volví a sorprenderme. La termoluminiscencia —método empleado paraconocer la antigüedad de la referida pipa ceremonial— 
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 arrojaba lasiguiente fecha siglo XVI (año 1531, ±29 años).Como digo, quedé confundido. El carbono 14 había proporcionado unafecha reciente (1955 o 1956) para la empuñadura del cuchillo de piedra. La
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termoluminiscencia, por su parte, arrojaba otra fecha para la pipa de barrococido: siglo XVI.No supe qué pensar...Reproduzco el informe completo de la Universidad Autónoma:
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LOS RUSOS
 Regresamos a México en diciembre de ese mismo año (2019). Pero no dijenada sobre la datación del cuchillo de piedra. Y proseguimos lasinvestigaciones.Toño Erazo me había hablado de otro coleccionista de lajas labradas yfiguras de barro, parecidas a las que nos mostró Luis Herrera. Y lovisitamos en su domicilio, en Acámbaro.Heriberto Silva nos recibió con especial amabilidad y nos mostró sus«tesoros»: cientos de figuras de piedra y barro, lajas negras bellamentelabradas, collares de jade, hachas de piedra, cuchillos de obsidiana, urnasfunerarias con forma de ovni y criaturas oficialmente imposibles. Comodigo, exactamente iguales —o muy parecidas— a las que habíamos visto enotros lugares.Las examinamos con lupa y preguntamos por el origen de las mismas.Heriberto indicó que procedían de la zona de Acámbaro y del estado deMichoacán (el mismo lugar en el que desenterraron la pipa de barrococido).Quedamos nuevamente maravillados. Aquello era obra de un genio.Las imágenes tomadas por Blanca hablan por sí solas.Heriberto Silva, en su museo particular, en Acámbaro (México). (Archivodel autor.)Museo de Heriberto Silva: piedra blanca y jade verde. Nadie sabe de qué setrata. (Archivo del autor.)
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Dinosaurio en barro cocido. (Archivo del autor.) Museo de Heriberto Silva: figura de barro (izquierda), con alguien muertoentre los brazos. En la imagen de la derecha (jade verde) se repite la escena.Los ojos y cráneos no son humanos. (Archivo del autor.)Asombroso: nave con dos tripulantes en su interior. (Archivo del autor.)Heriberto Silva con otra laja en forma de ovni. (Archivo del autor.)Ser no humano (izquierda) con tres dedos en manos y pies. A la derecha, unnativo. (Archivo del autor.) Seres no humanos en collares de jade. (Archivo del autor.)Laja negra —redonda— en la que se distinguen una nave (parte superiorizquierda) y un ser no humano que habla. A la derecha, dos nativos.(Archivo del autor.)Heriberto con un cuchillo de obsidiana con mango de hueso. (Archivo delautor.)
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Seres no humanos de cráneos apepinados y ojos verticales (tres dedos enmanos y pies). (Archivo del autor.) Criaturas no humanas de largas orejas y ojos verticales. Pies y manos contres dedos (trabajados en barro). Los brazos son largos (por debajo de lasrodillas). (Archivo del autor.)Dinosaurio en barro cocido. Colección de Heriberto Silva. (Archivo delautor.)Ser no humano grabado en el mango de piedra de un hacha. El símbolo queaparece sobre su cabeza indica que está hablando. (Archivo del autor.)Hacha de piedra, propiedad de Heriberto Silva. En ella se contemplannaves y seres no humanos. (Archivo del autor.)La belleza de las piezas es extraordinaria. Colección de Heriberto Silva.(Archivo del autor.)Nativos y seres no humanos conversan. La escena es inexplicable paranosotros. (Archivo del autor.)Colección de Heriberto Silva. Significado desconocido. (Archivo delautor.)
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Un nativo sostiene sobre sus piernas a un ser no humano con manos y piesde tres dedos. Colección de Heriberto Silva. (Archivo del autor.)Un ser no humano desciende de una nave (grabación sobre un bastón depiedra). (Archivo del autor.)El dedo señala el haz de luz proyectado por la nave y por el que desciendeun ser no humano. (Archivo del autor.)Ser no humano con tres dedos en cada mano. Colección de Heriberto Silva.(Archivo del autor.)Saturno en el mango de una de las hachas. (Archivo del autor.)Nave espectacular en una de las hachas de la colección de Heriberto Silva.En los grabados tampoco hay señales de herramientas. (Archivo del autor.)Ser no humano. Escultura en barro. Colección de Heriberto Silva, enAcámbaro. (Archivo del autor.)Ser no humano de enormes ojos almendrados. (Archivo del autor.)
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Nativos con pequeños seres no humanos entre los brazos. Colección deHeriberto Silva. (Archivo del autor.)Mujer indígena con cabeza de ser extraterrestre en su vientre. Significadodesconocido. El pulido es extraordinario. Colección de Heriberto Silva.(Archivo del autor.)Ser no humano de tres dedos en cada mano y en cada pie y cráneoapepinado. Nadie conoce su simbología. Colección de Heriberto Silva.(Archivo del autor.)Grupo de tres seres no humanos. Uno parece muerto. Colección deHeriberto Silva, en Acámbaro (México). (Archivo del autor.)Piedra trabajada en forma de nave. (Archivo del autor.)Cara posterior de la piedra. Colección de Heriberto Silva. (Archivo delautor.)Cráneos de piedra y cristal. (Archivo del autor.)Un ser no humano parece proteger a un niño (igualmente no humano). Tallaen madera. Colección de Heriberto Silva. (Archivo del autor.)
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Escultura en piedra, tan compleja como bella. Nadie conoce su significado.Colección de Heriberto Silva. (Archivo del autor.)Toño Erazo ya me había hablado de los rusos. En el año 2018 —poco antesde nuestra primera visita— llevaron a cabo dos expediciones, investigandolos miles de piedras grabadas aparecidas en aquella región. Como resultadode sus pesquisas, los rusos publicaron un libro que resultó de especialinterés para este pecador.
3
Heriberto Silva nos habló también de las averiguaciones de los rusos.Todo empezó con los descubrimientos del doctor García Sánchez en 1999.En una visita a la ciudad de Ojuelos, en el estado de Jalisco (México),Pablo Enrique García Sánchez descubrió cientos de piezas de piedra ycerámica con extrañas grabaciones. Los hallazgos se registraron en el cerroEl Toro, próximo a la ciudad. Fue así como los campesinos fueronmostrándole infinidad de piezas «imposibles».El doctor García Sánchez estimó que el lugar podía ser el mítico Aztlán(«lugar de garzas»), la patria original de los aztecas. Aztlán pudo ser unagran ciudad, a los pies del cerro El Toro. En la colina fueron levantadossiete templos. En las siete cuevas del cerro fueron encontradas miles depiezas bellamente labradas y siempre con motivos extraterrestres.Toño Erazo consiguió el referido libro de los rusos y recuerdo que lo leí enuna noche. En él se explica que las piedras grabadas de Ojuelos seencuentran en una superficie de 50 kilómetros cuadrados. Se hancontabilizado miles. Muchas de ellas fueron vendidas. Hoy resulta difícillocalizarlas. Buena parte de esos miles de piezas fue desenterrada en lascuevas del citado cerro El Toro.Las primeras dataciones dejaron perplejos a los investigadores. En 2012, laUniversidad de Arizona (Estados Unidos) llevó a cabo un estudio de laantigüedad del pegamento que aparece en una de las máscaras. Resultado:8.000 años.
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Años después (2016-2018), por iniciativa de los rusos, y en el mismolaboratorio, se efectuaron pruebas similares sobre dos piezas que contienentambién imágenes de naves no humanas. Resultado: 8.000 años deantigüedad.En el año 2016 se llevó a cabo un análisis por termoluminiscencia sobreuna piedra trabajada en forma de ovni. El análisis lo efectuó el laboratorioKotala, en Alemania. Edad aproximada: 3.800 años.En 2018, otras piezas de cerámica —desenterradas por los rusos en el cerroEl Toro— fueron enviadas también a Alemania para su análisis portermoluminiscencia. Resultado: 2.500 años de antigüedad.En otras palabras: las grabaciones con motivos no humanos se remontan a8.000 años de antigüedad.También los rusos examinaron con lupa las referidas grabaciones. Ademásde encontrarlas bellísimas y de enorme dificultad a la hora de tallarlas, nohallaron señales de herramientas. Y se preguntaron, como nosotros:«¿Cómo las trabajaron? ¿Quizá con láser?».En la actualidad —según los cálculos del doctor Pablo García Sánchez—,el número de piezas grabadas, desenterradas en la zona de El Toro, sumamás de 20.000. Si tenemos en cuenta las 36.000 figurillas de barro cocidode Acámbaro y los cientos de lajas grabadas que pudimos contemplar en elestado de Michoacán, el «tesoro» ronda las 60.000 piezas.Además de la cerámica, el «tesoro» está compuesto, básicamente, poragalmatolita (pirofilita y limonita) y argillita (con una dureza media de 3 enla escala de Mosh). Estas piedras son abundantes en la región.Tampoco en las excavaciones de El Toro han sido halladas herramientasque pudieran justificar los labrados de las piezas.En resumen: hace 8.000 años, aproximadamente, seres no humanosdescendieron en el centro de México y establecieron contacto con lospueblos allí asentados. Es probable que les enseñaran agricultura,domesticación de los animales, metalurgia, construcción de templos y
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conocimientos sobre el cosmos. Esta información pudo ser heredada degeneración en generación.Esta presencia no humana sí explicaría los asombrosos conocimientos dealgunas de estas etnias mexicanas. Por ejemplo: sobre el tiempo y eluniverso. ¿Cómo podían saber los aztecas que la Tierra tiene unmovimiento de rotación? ¿Cómo es posible que aquellos pueblos supieranque nuestro planeta gira alrededor del Sol? ¿Por qué los aztecas estimabanque el año tiene una duración de 365,2420 días? Es decir, con unadiferencia de 2/10.000 respecto a lo que hoy saben nuestros astrónomos.¿Cómo llevaban a cabo estos cálculos? ¿Qué instrumentos utilizaban? ¿Noserá que las civilizaciones que descendieron hace 8.000 años fueron lasencargadas de enseñarles? ¿Cómo explicar que los calendarios maya yazteca sean más precisos que el gregoriano? ¿Cómo podían saber que elnúmero 13 —base de sus cálculos— equivale en la cábala a «unidad»?¿Quién les enseñó que el año de Venus es de 584 días, 9 horas y 36minutos?Y voy más allá. ¿Fueron estas civilizaciones no humanas las que enseñarona los pueblos indígenas a sacrificar a los seres humanos «en beneficio delSol»? ¿Cómo podían saber los tarascos, los olmecas, los totonacas, losmayas, los teotihuacanos, los zapotecas o los toltecas que el corazón es elórgano vital del cuerpo?Como era de esperar, los hallazgos del doctor Pablo García Sáncheztampoco fueron aceptados por la arqueología oficial.Doctor Pablo E. García Sánchez. (Foto: gentileza de Zhukov.)Máscara de piedra procedente de El Toro (parte posterior). Un nativo extraeel corazón de un ser no humano. (Foto: gentileza de Zhukov.)
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Colección del doctor Martínez. En ella parecen figuras de piedra de seresreptiloides. (Foto: gentileza de Zhukov y Elistratov.)El doctor Martínez muestra una de las esculturas de su colección. (Foto:gentileza de Zhukov.)Posible nave espacial, en piedra, con un tripulante en el interior. La cubiertapresenta un ser no humano con cuatro brazos. La grabación esextraordinaria. (Foto: gentileza de Zhukov y Elistratov.)Indígena (posible sacerdote), ofreciendo algo a una nave. Cerro El Toro.(Foto: gentileza de Zhukov.)Cuenco de piedra procedente del cerro El Toro. Un sacerdote (?) con unanave no humana sobre su cabeza. (Foto: gentileza de Zhukov y Elistratov.)Grabado en piedra. En la parte superior se aprecia un astronauta en elinterior de un artefacto volador. Cerro El Toro. (Foto: gentileza de Zhukov.)Tabla de piedra procedente de El Toro. En la parte inferior se observa unindividuo con casco. Significado desconocido. (Foto: gentileza de Zhukov.)
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Dibujos de algunas de las naves que aparecen en las piedras grabadas de ElToro. (Foto: gentileza de Zhukov y Elistratov.)Representación de los astronautas que se observan en las piedras grabadasde El Toro (México). (Foto: gentileza de Zhukov y Elistratov.)Naves y tripulantes (hace 8.000 años). (Foto: gentileza de Zhukov yElistratov.)Un nativo extrae el corazón de un ser no humano. El resto de la grabaciónresulta de difícil comprensión. (Foto: gentileza de Zhukov.)Astronautas con cascos. Desarrollos de grabaciones en piedra. (Foto:gentileza de Zhukov.)Astronautas en el interior de naves esféricas. (Foto: gentileza de Zhukov.)Dibujos que desarrollan las grabaciones en piedra del cerro El Toro, enMéxico. Antigüedad: 8.000 años. (Foto: gentileza de Zhukov y Elistratov.)Astronautas y naves. Escena de difícil comprensión. (Foto: gentileza deZhukov y Elistratov.)
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Seis tipos de naves. Cerro El Toro. (Foto: gentileza de Zhukov y Elistratov.)Grabado sobre agalmatolita (cerro El Toro). En la parte superior aparece elplaneta Saturno. La escena, sin duda, contiene un mensaje. No sabemoscuál. ¿Anuncia la llegada de un asteroide? (Foto: gentileza de Zhukov.)Escena igualmente incomprensible. (Foto: gentileza de Zhukov yElistratov.)Ser no humano en el interior de una cápsula (derecha). A la izquierda, unnativo, también en el interior de la nave. (Foto: gentileza de Zhukov yElistratov.)El planeta Saturno, de nuevo. Escena de difícil comprensión. (Foto:gentileza de Zhukov y Elistratov.)Disco de piedra (cerro El Toro) en el que aparece una nave tripulada. (Foto:gentileza de Zhukov.)Colgante de piedra imitando la cabeza de un ser no humano. En la partesuperior, un astronauta con casco. (Foto: gentileza de Zhukov y Elistratov.)Pipa de piedra encontrada en el cerro El Toro (México). El pegamento queune las dos piezas arrojó 8.000 años de antigüedad. En el centro se aprecia
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la grabación de un astronauta dentro de una cápsula. (Foto: gentileza deZhukov.)Grabado en el interior de un cuenco de piedra (El Toro): un nativo entregaun bebé no humano a un «ángel» con escafandra. (Foto: gentileza deZhukov.)Tapa de piedra de un sarcófago (El Toro). En ella ha sido grabada la figurade un astronauta con un bebé no humano en los brazos. En la parte superiorse observa una nave. (Foto: gentileza de Zhukov y Elistratov.)Piedra grabada en la que aparecen dos naves y un ser no humano. Sedesconoce el significado. (Foto: gentileza de Zhukov.)Colgante en piedra (El Toro): un astronauta con un bebé no humano enbrazos. Me recuerda al «ángel» de San Miguel de Aralar, en Navarra(España). (Foto: gentileza de Elistratov.)Piedra grabada procedente de El Toro. En la parte superior se observa unastronauta en una cápsula espacial. Abajo, un ET sobre un gran pájaro (merecordó las piedras grabadas de Ica, en Perú). (Foto: gentileza de Zhukov.)Piedra grabada hallada en el cerro El Toro. En la zona inferior, un ET en elinterior de la nave. La parte superior resulta incomprensible. (Foto:gentileza de Zhukov.)
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Grabado en piedra. Astronauta en el interior de una cápsula. (Foto:gentileza de Zhukov.)Colgante de piedra. Un ET desciende de una nave mediante un cono de luz.(Foto: gentileza de Zhukov.)Plancha de piedra grabada (cerro El Toro). ¿Astronauta transportando uncadáver? (Foto: gentileza de Zhukov.)Plancha de piedra grabada. En la parte inferior se aprecia un astronauta enel interior de una pequeña nave. Arriba, a la izquierda, aparece la grabaciónde un ET con cuerpo de pez. (Foto: gentileza de Zhukov.)Extraña «procesión». A la derecha, un ser no humano con escafandra yalas. Sobre la «procesión», una nave. (Foto: gentileza de Elistratov.)Piedra grabada procedente de El Toro. Un nativo arrodillado frente a un ET.En las manos del indígena aparece un bebé no humano. (Foto: gentileza deZhukov y Elistratov.)Máscara de piedra con una nave sobre los ojos. (Foto: gentileza deZhukov.)Escena poco común: un ser no humano adora a un indígena. En lo alto, tresnaves. (Foto: gentileza de Zhukov.)
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Piedra grabada (El Toro). Entre el ET y el indígena aparecen el Sol, Saturnoy, posiblemente, Marte y la Tierra. (Foto: gentileza de Elistratov.)Cilindro de piedra. En la grabación se observan dos cadáveres de seres nohumanos que son elevados hacia una nave. Cerro El Toro. (Foto: gentilezade Zhukov.)
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VISIÓN REMOTA
  Aquel 6 de diciembre (2019) llevé a cabo otra experiencia de «visiónremota». Ocurrió a la una de la madrugada. Blanca dormía.Tomé como referencia la colección de Heriberto Silva, en Acámbaro.Al «entrar a nivel» observé lo siguiente:
Me hallaba en una gran isla... Supe que estaba en algún lugar del océano Pacífico... En el cielohabía dos Lunas... Y, de pronto, la gente empezó a correr... Gritaban y señalaban alfirmamento... Pero no les entendía... Hablaban una lengua extraña... Una de las Lunas empezó amoverse... Y se precipitó hacia la Tierra... Era enorme y de color rojo...Vi cómo la gente cargaba figurillas de barro... Corrían y las depositaban en extrañas naves...Eran redondas y brillantes... Después cerraban las puertas de los objetos y estos se elevaban agran velocidad...¡Eran las figuras de barro cocido que había visto en la casa de Heriberto Silva y también en elmuseo de Acámbaro!
Al regresar a la realidad sentí una gran inquietud. Y recordé lo vividoen Costa Rica en 1985, al visitar unos asombrosos túneles. En uno de losgigantescos bloques de piedra se leía una inscripción: «Catástrofeinmediata».En la excavación fueron encontrados ídolos que guardan semejanzacon los egipcios.
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El investigador Faber Kaiser en los túneles de Costa Rica, frente a la inscripción que anuncia unacatástrofe inmediata. (Foto: J. J. Benítez.)¿Con qué «técnica» fueron desplazadas y trabajadas estas moles de cientos de toneladas? (Foto: J. J.Benítez.)
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Los extraños «ídolos» encontrados en la excavación. (Foto: J. J. Benítez.)
¿Se trataba de los míticos atlantes, huidos antes de la gran catástrofe?Durante meses me dediqué a la reflexión y al estudio de las culturasque habían poblado el centro de México desde la más remota antigüedad. Ycomprendí que «ellos» —las civilizaciones no humanas— habían seguidoen estrecho contacto con los primitivos mexicanos. Ejemplos:1. A principios del siglo
XII
 (alrededor del año 1111), aunque la fechaes discutible, los aztecas inician una peregrinación de 3.000 kilómetros(posiblemente desde California o el sur del actual Estados Unidos). Delantede ellos vuela Huitzilopochtli, el dios «Colibrí Brujo» (porque tenía lacapacidad de permanecer quieto en el aire). En ocasiones se presenta antelos indígenas como una «serpiente emplumada». Huitzilopochtli los guía,designa a los sacerdotes que deberán rendirle culto, diseña el templo en elque permanecerá y dice a los aztecas: «Buscad tierras y evitad la guerra...Mandad exploradores delante de vosotros, que planten maíz, calabazas yfrijoles... Cuando esté madura la cosecha, trasladaos a esa tierra... Proseguidasí hasta que encontréis tierra libre de dueño... Llevadme a mí, el Colibrí
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Brujo, al frente... Alimentadme de los corazones humanos arrancados a losguerreros que capturéis en la batalla y que me ofreceréis en sacrificio».Algo similar sucedió 2.000 años antes, cuando Moisés fue requeridoen el monte Sinaí por el supuesto Dios: Yavé.
4
La peregrinación de los aztecas se prolongó casi dos siglos. En todoese tiempo, el «Colibrí Brujo» fue su guía.2. Diez años antes de la llegada de los españoles a México (1519), elpueblo mexicano observó una serie de sucesos que fueron tomados como«malos augurios». Sahagún y Camargo los relatan así:
Primer augurio: hacia 1509 miles de mexicanos vieron una enorme columna de luz, queproducía gran claridad. La columna luminosa aparecía rodeada de chispas, «como si fueralluvia». La columna estaba clavada en el suelo pero, conforme ascendía, se iba afinando... Conla fuerza del Sol, la columna desaparecía. El signo se prolongó durante un año... Durante esetiempo, los indígenas se lamentaban golpeándose la boca con la palma de la mano y ofreciendosacrificios humanos.Segundo augurio: el incendio del templo del dios Huitzilopochtli. Nadie sabe cómo se inició.Cuando el pueblo se aproximaba con cántaros de agua y los volcaban sobre las llamas, estascrecían. Todo quedó destruido.Tercer augurio: el templo del dios Xiuhtecutli recibió rayos que no iban acompañados detruenos. El templo resultó destruido. Los otros templos no sufrieron daños.Cuarto augurio: en pleno día fueron vistos «cometas» que volaban de tres en tres y provistos delarguísimas colas... Desprendían chispas... Volaban de occidente a oriente... Mientrasobservaban el paso de las «cometas», el pueblo escuchó un gran clamor y poderosos aullidosQuinto augurio: sin que soplara viento alguno, las aguas del lago principal de México seencresparon, azotando y derribando muchas de las casas de la ciudad. Murió mucha gente.Sexto augurio: una voz de mujer fue escuchada a lo largo de muchas noches. Se lamentaba ygritaba: «¡Oh, hijos míos, nuestra pérdida es total y segura...!». En otras ocasiones decía:«¡Hijos míos...! ¿Adónde podría llevaros y ocultaros?».Séptimo augurio: los pescadores del lago de México capturaron un ave, parecida a una grulla,con una especie de espejo en la cabeza. Fue llevada al palacio de Moctezuma II y este
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contempló en el espejo —asombrado— una serie de escuadrones que marchaban en perfectoorden. Era gente de guerra. El pájaro desapareció de repente.Octavo augurio: mucha gente fue testigo de la presencia en la ciudad y en los campos de lo quellamaron «tlacantzolli», hombres con dos cabezas. Fueron llevados ante Montezuma II pero, alingresar en el palacio, desaparecieron.
En otras palabras: «ellos» nunca se fueron...
Varios «cometas» se presentaron en los cielos de México durante un año. (Foto: J. J. Benítez.)
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Moctezuma II examina el extraño pájaro con un espejo en la cabeza. (
Códice Florentino
.)
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Un «cometa» con forma de pez sobre la ciudad de México (siglo
XVI
). (
Códice de Vaticano A
.)
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Sacrificio humano, enseñado por el dios Huitzilopochtli a los aztecas. (
Códice Florentino
.)
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Piedra del Sol o calendario azteca. ¿Quién enseño a los aztecas que la Tierra gira sobre su eje y semueve alrededor del Sol? En mi opinión fueron «ellos» —las civilizaciones no humanas quedescendieron sobre México— quienes los adiestraron. Como decía el Maestro «quien tenga oídos queoiga». (Foto: J. J. Benítez.)
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«LA PAREJA»
  Fue al final de aquel viaje a México (diciembre de 2019) cuando ToñoErazo recibió una llamada telefónica de Luis Herrera. Habían desenterradomás piezas.Y nos dirigimos a su domicilio.Sorpresa. Los peones a su cargo habían extraído varias esculturas depiedra.Una de ellas nos impresionó. Mide 1,80 metros de altura y pesa entre700 y 1.000 kilos. Es puro mármol blanco, con numerosas incrustaciones.Representa a una india, abrazada a la cintura de un ser no humano. Losojos y el cráneo del ET son inconfundibles: cabeza enorme, en forma depera invertida, y ojos en jade verde, grandes y rasgados.Parece triste o enfadado.La nativa —aparentemente desolada— mira a cámara.Bautizamos el grupo escultórico como «La pareja».Y la inspeccionamos durante toda una mañana Para darle la vuelta yexaminar la espalda fue necesario el concurso de cinco hombres.Según Herrera, «La pareja» fue desenterrada en uno de los islotes deuno de los lagos de Michoacán (no estoy autorizado a revelar el lugarexacto). El hecho ocurrió en agosto de ese mismo año (2019), cerca delrancho en el que fue descubierta la pipa ceremonial.Como digo, quedamos atónitos. La escultura —de especial belleza— necesitaba muchos años de trabajo y, sobre todo, una especialísimahabilidad. La escultura es muy hermosa y de una perfección casi absoluta.
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Me negué a pensar en una falsificación.Como siempre, las imágenes valen más que mil palabras.El lector sabrá juzgar...
Toño Erazo junto a «La pareja». El grupo escultórico representa a una india, abrazada a un ser nohumano de enorme cabeza y ojos rasgados. Calculamos que puede pesar del orden de 1.000 kilos.Los peones de Luis Herrera se las vieron y se las desearon para darle la vuelta. La india mira haciaatrás. Presenta un gesto de preocupación o de miedo. Aparentemente se trata de una despedida. Paramí, quien esculpió «La pareja» es un genio. El traje de la india está repleto de incrustaciones de jadey piedras preciosas. Calculamos que la ejecución de la escultura pudo suponer del orden de dos años.(Archivo del autor.)
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Carlos Murciano (derecha), con J. J. Benítez, en diciembre de 2022. (Archivo: J. J. Benítez.)
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En Berrioplano,siendo las 7 horas del 5 de diciembre del año 2022.
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Por razones personales, en
 La cara oculta de México
 hedeslizado trece errores de segundo y tercer orden.
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NOTAS
1. Según la arqueología oficial, en la región de Acámbaro se dieron cinco culturas prehispánicas: lachupícuaro (800 a. C. a 200 d. C.), los morales, teotihuacán, tolteca y tarasca.
(N. del a.)
2. La termoluminiscencia (TL) puede ser definida como el fenómeno que se produce cuando ciertosmateriales, al ser calentados, emiten luz. Una luz no visible para el ojo humano. Esta emisión esdiferente a la incandescencia y a menor temperatura. El fechado de restos arqueológicos mediante lamedida de la luminiscencia comprende un conjunto de técnicas que tienen en común el estudio delefecto causado por la radiactividad natural sobre los materiales expuestos a ella. Se aplica a lacerámica que ha sido sometida a temperaturas superiores a los 500 °C.
(N. del a.)
3. El libro en cuestión — 
 Paleocontacto mexicano
 — fue escrito por Andrey Zhukov y OlegElistratov.
(N. del a.)
4. Ver
 Las guerras de Yavé 
 (2023).
(N. del a.)
5. Más información sobre la Guadalupana en
 El misterio de la Virgen de Guadalupe
 (1982). (
 N. dele.)
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 La cara oculta de México
J. J. BenítezLa lectura abre horizontes, iguala oportunidades y construye una sociedad mejor.La propiedad intelectual es clave en la creación de contenidos culturales porque sostiene elecosistema de quienes escriben y de nuestras librerías.Al comprar este ebook estarás contribuyendo a mantener dicho ecosistema vivo y en crecimiento.En
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