Desear la ultraderecha
Hay sectores en la izquierda y en el feminismo que llaman fascista a cualquier voz que no esté de acuerdo con ellos
Participé en un debate en el que se me acusó de ser de extrema derecha por afirmar que los inmigrantes no piden reconocimientos simbólicos sino derechos sociales. Yo tampoco me lo podía creer y menos viniendo de un sujeto que ni había pisado una fábrica en su vida ni había conocido a ningún miembro del “proletariado” que decía representar. Fue cuando me di cuenta de que hay un sector en la izquierda que asimila al fascismo cualquier voz que no esté de acuerdo con ellos y no por defender sus ideas sino por puro egoísmo arribista. Este es el talón de Aquiles de la izquierda postmoderna, su narcisismo individualista y su nula conciencia colectiva....
También en los debates feministas se han venido produciendo estas actitudes excluyentes y miserables. Judith Butler, en las entrevistas que está dando para promocionar su nuevo libro, no tiene reparos en asimilar el feminismo con el que ella no está de acuerdo con la extrema derecha. ¿En serio? ¿De verdad que alguien puede comprarle la moto? ¿Alguien con dos dedos de frente, perspectiva histórica y conocimiento del movimiento por la igualdad puede creer que el feminismo contrario a la existencia de almas sexuadas pertenece al mismo neofascismo que deroga leyes contra la violencia machista o niega la misoginia? ¿Qué pruebas tiene Butler de que el feminismo es de extrema derecha? Como intelectual y pensadora deberíamos exigirle que aporte datos sobre estas graves acusaciones. Si ha encontrado a feministas afiliadas a la formaciones ultras o que simpaticen con ellas, que lo demuestre.