Telegram, hoy...




Llevo en Internet desde el año 1997.

Vi las primeras páginas web escritas en HTML puro. Anduve y aprendí por los canales de IRC, dónde llegue a ver de todo. Vi nacer los blogs que causaron furor en la primera década de este siglo. Abrí el primero en el año 2004.

Luego abrí el de Orwell a finales de 2011 y principios de 2012, por pura melancolía. Vi nacer Twitter, cuando nadie entendía para qué servía aquella red que además que limitaba el número de caracteres. Vi como Facebook, se convertía en el Gran Hermano al que todos van voluntariamente a entregar todos sus datos privados, gustos, aficiones, fotos personales y en definitiva lo que podríamos decir vuestra propia vida. He usado decenas de servicios de mensajería. He participado en decenas de foros. He administrado y diseñado centenares de webs. Pero lo que estoy presenciando en esa aplicación de mensajería llamada Telegram, no lo había visto ni en los peores rincones de la Deep Web.

Han convertido una aplicación estupenda y con unas posibilidades impresionantes en un nido de delincuentes, tal y como señala la prensa. Telegram es actualmente la hez de la hez de las redes sociales y de los servicios de mensajería. Allí te puedes encontrar, acosos, difamaciones, insultos, calumnias, vejaciones, publicación de datos personales, amenazas, suplantaciones de identidad y toda clase de desmanes. Lo más cachondo es que todo el mundo va amenazado con denunciar a todo el mundo.

Y cómo se ha convertido en una costumbre el decir "te voy a denunciar", algunos analfabetos funcionales como la @Inkreada (el usuario es de Telegram), creen que algunos, vamos de farol. No, bonita, no te voy a denunciar. ESTÁS denunciada desde el viernes. Y como esta vez no quiero que se alargue, tu denuncia ha ido directa a delitos telemáticos.

Lo de Eva María Moreno Alvarado, va por el juzgado, bonita, por eso es más lento. Lo tuyo, Elena González Martínez, alias Inkreada, irá muchísimo más rápido.

Nos vemos en los juzgados, y oye si estás zumbada, que te encierren.

Qué gentuza, de verdad...