Parte 2: Problemas en la adolescencia

Tres días después de que Ashley Benton apuñaló a Gabriel Granillo en un parque de Montrose, la pandilla MS-13, a la que pertenecía Gabriel, armó un santuario con velas, tarjetas y tres flores de seda azules. En la pared que rodea el Parque Ervan Chew pintó un mural con latas de pintura. Y en la acera de concreto, en letras estilo inglés antiguo, escribieron "R.I.P. Pelón".

Esa noche, bajo el brillo de las velas, la acera adoptó un tono dorado. El parque estaba vacío hasta que un joven encapuchado, miembro de la pandilla Crazy Crew, salió de un departamento cercano.

Corrió hasta el santuario, pateó las velas. Pateó el florero y las flores. Luego pisoteó todo mientras el crujido del vidrio roto llenaba el aire.

Tomó una lata de su mochila y roció una línea negra gruesa sobre "R.I.P. Pelón".

Acto seguido, sobre el vidrio y junto a la mancha que había dejado la sangre de Gabriel en la acera, garabateó un 187 sin cuidado, el código que usa la policía para clasificar un asesinato.

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En el otoño pasado, Ashley había visto muchos programas de I Love Lucy y Veggie Tales. Se había mudado a lo de Biddy, su abuela, quien pensaba que la joven necesitaba enderezar su vida.

Como alguien que insistía mucho en las reglas y los horarios, y devota de la iglesia Pentecostal, Biddy le ofreció a Ashley la oportunidad de vivir en una casa grande de cuatro habitaciones, en el noroeste de Houston. Ashley podía descansar, comer -Biddy le preparaba un pastel italiano de crema delicioso- y enfocarse en el noveno grado que cursaba en el inicio de clases.

Salían de compras juntas. Iban a comer a un local de Dairy Queen. Biddy esperaba que Ashley se sintiera a gusto en su casa, como lo había hecho tantas veces en el pasado.

Sin embargo, en esta ocasión fue diferente. Algunas veces Ashley era dócil, se sentaba a ver televisión o escuchaba música en su habitación. En otras ocasiones traía niños a casa que Biddy no soportaba. Empezó a escaparse a la casa de su mamá.

Ashley decía que le iba bien en la escuela suburbana bien equipada con un cuerpo estudiantil homogéneo, autos nuevos en el estacionamiento de estudiantes y muchos campos para practicar deportes.

Pero por lo menos hubo dos grandes lapsos. El primero fue una pelea con otra niña. La semana siguiente llevó un cuchillo a la escuela.

"Ashley es sólo una niña pequeña que creció demasiado rápido. Tiene 10 ó 12 años en un cuerpo adulto", explicaba Biddy a quien la quisiera escuchar.

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Gabriel y sus amigos estaban a salvo a la vuelta de una estación de gasolina en una noche fría de invierno. Hacía unos minutos habían roto el vidrio de un auto y habían robado el equipo de radio y todo lo demás que pudieron llevarse del vehículo.

Pero en la gasolinera se les ocurrió que habían dejado los rines del auto que podían vender por cientos de dólares en el mercado negro. Así que el grupo decidió regresar.

Cuando salieron de su auto, los estaba esperando un hombre. Éste no dijo nada. Sacó una pistola.

Una bala impactó a Néstor, uno de los amigos de Gabriel, en el estómago.

Los jóvenes corrieron.

El hombre seguía disparando.

Néstor gritaba "sigan corriendo, sigan corriendo".

Pero Gabriel se detuvo. Volteó y vio a Néstor caerse al piso.

Gabriel caminó unos pasos hacia él.

Néstor dijo que estaba bien. Le hizo señas a Gabriel para que siguiera corriendo. El hombre dejó de disparar y se quedó parado en el mismo lugar esperando que llegara la policía.

Gabriel corrió a un teléfono público para llamar a una ambulancia. Se hincó a un lado de Néstor.

La ambulancia llevó a Néstor al hospital. Estaba bien.

Los oficiales de policía esposaron a Gabriel.

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En abril del 2006, sólo un mes antes de las vacaciones escolares de verano, Ashley dejó la casa de Biddy y se mudó a la de su madre. La unidad de cuatro viviendas en Montrose representaba un punto intermedio entre las casas unifamiliares de lujo y los complejos de departamentos deteriorados que ceden ante las máquinas topadoras.

Desde afuera, la casa luce como una caja con tejas blancas y persianas verdes. Adentro, tiene pisos de madera dura y habitaciones llenas de luz natural.

La madre de Ashley, una mujer con cabello negro ondulado y la voz ronca, había esperado 18 meses para una vacante. "Era un pequeño hogar, perfecto para mí. Perfecto para mi perro y yo", dijo.

Ella le comentó a un vecino que estaba preocupada por la llegada de su hija. "No sé cómo va a hacer. Ella no sigue las reglas". Al vecino le pareció que la mamá se estaba disculpando.

Quizás así era.

La mamá conocía los problemas que había tenido Ashley en la casa de Biddy, y sabía que Ashley no era del todo honesta cuando hacía referencia a sus actividades nocturnas y de fines de semana.

"Ella y yo tuvimos una discusión profunda al respecto. Le dije: Ash, este es el momento. Tienes que hacer lo correcto".

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Cuatro meses en un centro de rehabilitación juvenil del Condado de Harris hicieron que Gabriel perdiera la calma.

Después de que arrestaron a Gabriel, Steven su hermano, su carnal se mudó a Los Ángeles para vivir con la abuela de ambos.

Él nunca habló; nunca escribió. Pero Gabriel pensó que quizá eso era lo mejor. Steven lo había seguido a la vida de matón, y Gabriel lo quería sacar.

Los martes, cuando se le permitía a Gabriel llamar por teléfono 10 minutos, conversaba con su tío Argelio Martínez, quien vivía en el sur de Houston. Gabriel lloraba y le suplicaba que fuera a firmar para sacarlo de ahí. La mayoría de las veces, le hablaba a Linda Sánchez, la joven de ojos tristes que había conocido en la fiesta de 15 años de su prima.

Le escribió casi todos los días, largas cartas sentimentales que llenaban las páginas con letra redonda, ordenada, casi como de niña.

Para: Linda (mi único amor)

4rm: Pelón (tú único amor)

Extraño a mi carnal, pero realmente quiero que se quede allá, porque si regresa va a volver a lo mismo y se va a acordar de mí, yo hacía todas esas estupideces. Yo era principalmente el que lo hacía. Ese idiota loco Pelón en W. Bellfort, pero sabes, me estoy calmando, me mantendré (fuera) de esas (estupideces) mami, tú sabes porque no quiero estar sin tí mami.

En abril, cuando Gabriel quedó en libertad y salió de la "juvie", se mudó con su tío en el sur de Houston. Un día Gabriel decidió ir a la escuela tarde. Su tío se enfureció y llamó a la escuela.

Así que Gabriel dejó de ir a la escuela. Empacó sus cosas y se fue a la casa de Elmo.

El mes siguiente fue tranquilo. Gabriel se asentó. Durante la semana él y Elmo manejaban en automóvil a Galveston para trabajar en la construcción.

Linda lo fastidiaba para que se cuidara a sí mismo. Le decía que fuera bueno, que se comportara bien. "Yo sé que puedes evitar meterte en problemas. Soy como tu mamá", le dijo un día por teléfono.

El se quedó callado. Según él, ella fue la primera persona que alguna vez le había dicho que no hiciera algo.

A mediados de mayo, unos días después del cumpleaños de ella, él entró a la tienda de ropa donde ella trabajaba y se detuvo justo frente al mostrador .

Le dio una caja azul y le dijo que era su regalo de cumpleaños. Sus mejillas se sonrojaron.

Sacó un collar delicado con un colgante de mariposa brillante de oro y plata. Lo había comprado en Wal-Mart por 250 dólares.

En la jerga de la calle una mariposa representa un nuevo comienzo.

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Poco tiempo después de que Ashley se inscribiera en la preparatoria Lamar, se encontraba en detención, presumiendo sobre sus cuchillos.

Ella no pertenecía a Crazy Crew; no permiten niñas. Pero después de la escuela y en los fines de semana, ella andaba con miembros de Crazy Crew, los adolescentes que iban y venían por su vecindario como polillas. Ahí estaban, empeñados, pero sin un lugar a dónde ir.

De acuerdo a los jóvenes, Crazy Crew es una pandilla pequeña que se limita a Montrose. Tal vez 100 miembros, la mayoría hispanos. Para las personas de escasos recursos en ese vecindario, pertenecer a la pandilla es una tradición familiar. Los hermanos mayores son miembros. Los tíos son miembros. Se les conoce por ser una hermandad estrecha que comete delitos menores.

Todos los adolescentes en el territorio de Crazy Crew que se extiende desde Richmond hasta West Alabama al norte, y Mandell hasta Shepherd al oeste parecen conocer a Ashley; y tienen sus propias opiniones. Una ex amiga, algo indiferente, dijo: "Ashley no se llevaba bien con la gente, pero trataba de ser aceptada".

Otra ex amiga, Brittney Ramírez, dijo que se separó de Ashley cuando se volvió mala, cuando los cuchillos y sus amigos pandilleros llegaron a ser demasiado. "El drama seguía a Ashley, a donde quiera que fuera", dijo con malestar.

Los jóvenes de Crazy Crew describían a Ashley con mayor amabilidad que las niñas. Uno, un muchacho hispano fornido que intenta dejarse la barba, pensaba que era muy atractiva. Quería ser su novio.

"Ashley era buena onda", dijo el joven, sentado afuera del complejo de departamentos Takahara-So. "Si hacíamos alguna locura, ella ahí estaba. La mayoría de las niñas, en cambio, hubieran empezado a quejarse y decir 'no, nos vamos a meter en problemas'".

"Ella pensaba que era fuerte. Yo le decía, 'te ves bien en esos pantalones cortos'. Ella me respondía: 'Cállate perro'".

Los hombres en la calle le chiflaban, dijo. Ella los insultaba y los amenazaba con pegarles.

"Decía cosas sin sentido. Las personas en la calle le chiflaban. Ella les contestaba, "te voy a pegar en el cola".

"Yo la admiraba. Me gustaba que actuaba como una loca. Era inteligente, mucho más inteligente que yo".

También se preocupaba por ella.

Casi todos los muchachos que él conoce fuman marihuana, pero dijo que Ashley le gustaba el Xanax, un tranquilizante que requiere prescripción médica.

"La mayor parte del tiempo me daba lástima", dijo. "Me sentí mal por ella. Tomaba (cosas) todo el maldito tiempo. Quizás no recibió suficiente amor o atención. Pensé que a lo mejor tomaría una pistola y se dispararía".

En vez de eso, dijo, caminó a una tienda pequeña cercana y compró otro cuchillo más. Costó 8 dólares con 99 centavos y tenía una manija negra barata de plástico, como de juguete.

Pero también tenía dos cuchillas plateadas que se doblaban al centro. Las cuchillas eran filosas. No eran de juguete.

"No tenía idea de lo que iba a hacer con el cuchillo. Pensé que cortaría servilletas", dijo el joven.

Los pandilleros de Crazy Crew dijeron unas cuantas cosas más sobre Ashley.

Ella parecía estar confundida sobre su raza. A veces decía ser negra, pero era blanca.

Es posible que tenía otros problemas de identidad también.

A veces era completamente femenina. A veces caminaba con arrogancia y como si fuera más imponente y mala que cualquier pandillero.

"Ella quería probarse a sí misma. Quería demostrarle a alguien que podía vencer a cualquier tipo", dijo el muchacho.

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