Luis Laria, gerente de la CEPESMA , describe el estado del centro del calamar gigante "como si hubiese pasado Atila". Los asaltantes se aprovecharon de la escasa protección de un edificio semiderruído por el embate de las olas para campar a sus anchas y causar numerosos destrozos. Ayudados de piedras, e incluso de los extintores del centro, rompieron urnas, algunas de ellas de gran tamaño y otras con ejemplares de tiburón en su interior. Destrozaron arpones, cristales e incluso llegaron a esparcir el contenido de varios botes de pintura que Laria tenía en un almacén. Otros botes los agujerearon con punzones y los usaron para hacer pintadas en las paredes del museo. En su "excursión" por las instalaciones se apropiaron también de un televisor de gran tamaño y de un reporductor de DVD.

Laria reconocía esta mañana el bajo estado de ánimo de los que forman parte de la Coordinadora tras este ataque que viene a ahondar en los malos momentos que atraviesa el centro del calamar gigante. La coordinadora hacía público en su página web un comunicado en el que daba las irónicas gracias "a los muy pocos ( pero que los hay) y que muchos sabemos quienes son en Luarca, que desean la desaparición de este museo y de la CEPESMA. Ya no solo critican, sino que se ponen a la obra, les invito a que me ataquen a mi directamente, a la cara y lo que es de Luarca como en éste caso la exposición, la respeten. Espero que sigan disfrutando con ello... porque a mi ya más daño no me pueden hacer. Ahora, a quién se lo hacen es al pueblo y a todos los que piensan o pensaban que merecía la pena tener el museo en Luarca. Gracias reiteradas a esos cuantos vecinos que disfrutan con ello y que muchas veces incitan a eliminarnos", concluye Laria.