La UE asume las indemnizaciones por los efectos adversos de las vacunas

Los contratos secretos

El contrato con Moderna se cancelará si se retrasa 90 días la entrega del suero

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A nurse draws up the vaccine of the manufacturer Moderna against the coronavirus with a syringe in a posed situation a the vaccination centre in Bielefeld, Germany, Friday, April 16, 2021. (Friso Gentsch/dpa via AP)

LaUE ha comprado 80 millones de dosis de la vacuna de Moderna a un precio de 18,80 euros, la más cara

Friso Gentsch / AP

La Unión Europea ha blindado a Pfizer y Moderna ante la responsabilidad por potenciales efectos secundarios derivados de la administración de su vacuna. Si estos se produjeran, correspondería a los estados miembros hacerse cargo de las indemnizaciones correspondientes. Este reparto de responsabilidades ha sido un tema constante de debate en Europa los últimos meses debido a que la confidencialidad de los contratos impedía conocer con exactitud qué se había acordado. Ahora los contratos obtenidos y avanzados por La Vanguardia muestran que son los países los que asumirían el pago ante eventuales demandas.

El texto del contrato de Pfizer, hecho público por este diario en su edición de ayer, indica que la administración de las vacunas se hará bajo las condiciones epidemiológicas que requieran su uso y que esta “se llevará a cabo por lo tanto bajo la única responsabilidad de los estados miembros participantes”. Una responsabilidad que se prolongará durante 24 meses. En caso de que se requieran dosis adicionales, las dos partes negociarán si mantener estas cláusulas estaría justificado.

Los países europeos no pueden comprar de manera individual medicamentos de Pfizer o Moderna

Las indemnizaciones corresponderían a compensaciones por muerte, heridas físicas, mentales o emocionales, enfermedades, discapacidades, pérdida o daños de una propiedad, pérdidas económicas o interrupciones de la actividad económica, según especifica el artículo I.12.2 del contrato firmado entre la Comisión Europea y Pfizer, el pasado 20 de noviembre.

La responsabilidad solo recaería en la farmacéutica en el caso de mala conducta deliberada o a un defecto de calidad, una violación de las buenas prácticas de fabricación de productos medicinales que establece la normativa de la UE. Como en todos los aspectos del contrato, la legislación que se le aplica es la de Bélgica.

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En el caso de Moderna, la redacción del contrato es ligeramente distinta en la forma, pero coincidente en el fondo. Los estados miembros son los que asumirán potenciales indemnizaciones, excepto en casos muy determinados, cuando se produzca mala conducta o grave negligencia de la farmacéutica.

En el contrato suscrito con la compañía Moderna el 4 de diciembre del 2020, se explicita que los estados miembros son conscientes de las dificultades en las que la farmacéutica trabaja para desarrollar y producir el suero. Así, Moderna no puede “garantizar” ni “responsabilizarse” de que la vacuna esté disponible a tiempo o que produzca los resultados esperados, es decir, que sea eficaz y que no produzca efectos secundarios inaceptables, según especifica el contrato al que ha tenido acceso La Vanguardia .

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A la izquierda, el contrato firmado en noviembre entre la Comisión Europea y Pfizer. A la derecha, el mismo contrato, que se conoció en enero pero era apenas legible dado que estaba lleno de tachones

En cualquier caso, la responsabilidad y las posibles indemnizaciones corresponden a los estados miembros.

Es de prever que el resto de contratos que ha firmado la Comisión Europea con las farmacéuticas autorizadas vaya en la misma línea: exención de responsabilidad de los efectos adversos no contemplados en los ensayos clínicos. En este momento, hay dos sueros en el punto de mira, el de AstraZeneca y el de Janssen, en los que los responsables de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) han observado vínculos entre la administración de estas vacunas y la aparición de unos trombos muy infrecuentes.

El contrato de Moderna, suscrito entre el consejero delegado de la compañía, Stéphane Bancel, y la comisaria europea de Salud, Stella Kyriakides (el primero desde Estados Unidos, la segunda, desde Chipre) para la compra de 80 millones de dosis (con opción a otros 80 millones más), establece un calendario de entrega de las dosis por trimestres: las primeras 10 millones de dosis, antes de que finalizara marzo; 35 millones, entre abril y junio; y otros 35 millones, entre julio y septiembre. El precio es de 22,5 dólares por dosis (algo menos de 19 euros). Como anticipio se pagó 318 millones de euros en una cuenta del Bank of America de Zurich.

Lo que sí se deja claro en el acuerdo con Moderna, a diferencia del suscrito con la farmacéutica norteamericana Pfizer, es que en caso de que se produjera un retraso de 90 días (tres meses) en la entrega de las vacunas pactadas, la Comisión Europea tiene la facultad de cancelar el contrato y recibir el 100% de lo pagado, eso sí, siempre que lo haga en los 14 días del incumplimiento de los plazos establecidos.

En este contrato, como en el de Pfizer, se prohibe que los países miembros negocien por su cuenta la adquisición de las vacunas de estas farmacéuticas. La compra es centralizada por la Comisión Europea, que es la que ha recibido los poderes de los estados miembros para negociar los contratos y la compra de estos fármacos contra la covid.

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Preparar un viaje por tierras andaluzas es fácil, hay cientos de rutas y rincones que descubrir, y por eso lo difícil es escoger. Pero hay un lugar que nunca decepciona, solo hay que seguir la línea de la costa frente al Atlántico, la Costa de la Luz, en un recorrido desde la desembocadura del río Guadiana hasta la ciudad de Tarifa. Y es que precisamente eso, la luz, lo que se refleja en los inmensos arenales y en las aguas frías del océano durante todo el año.

Un viaje para relajarse y descubrir bellos parajes, hacer un alto en el camino, en cualquier parte, y aparcar para saborear el sol, el agua, la arena y el buen vivir del sur. Y aunque es casi imposible decidir cuáles son las mejores paradas, os proponemos diez, pero si no os convencen, no es necesario llevar GPS ni mapas, simplemente hay que dejarse llevar por el el olor a mar.

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La ciudad de Ayamonte se encuentra situada junto a la desembocadura del río Guadiana, en la frontera con Portugal, país al que se encuentra unida por el magnífico puente Internacional del Guadiana, de 666 metros de longitud, así que es un buen punto de partida para este viaje. Se trata de una localidad importante, con un bonito centro histórico de aire señorial, en el que predominan bellas casas encaladas de blanco con balcones enrejados. 

Vale la pena acercarse a la plaza de la Laguna, en el barrio de la Ribera, punto de encuentro de sus ciudadanos, llena de tiendas, bares y terrazas, allí está el Ayuntamiento, una típica de casa sevillana del siglo, y en la parte alta, donde hubo un antiguo castillo romano, ahora hay un hotel Parador que ofrece unas vistas panorámicas alucinantes. Además, en su restaurante se puede degustar la rica gastronomía onubense y portuguesa.

No muy lejos, se encuentra el estuario del río Guadiana que se puede visitar a través de un recorrido en barco.

A seis kilómetros es encuentra Isla Canela, con ocho kilómetros de fantásticas playas. Un entorno natural de marismas, caños, arenales y dunas, es naturaleza en estado puro, y lo  mejor es que se ha mantenido intacta a pesar de contar con todos los servicios, lo que permite relajarse y disfrutar de maravillosos atardeceres.

Pero también se pueden recorrer a pie, en bicicleta o canoa, las rutas verdes de las salinas del Duque y las marismas, un hábitat natural para varias especies de aves acuáticas que tienen aquí su lugar de reproducción.

Antes de llegar al monasterio, pasaremos por las marismas de Odiel, declaradas reserva de la biosfera, si tenemos tiempo, vale la pena pararse. El monasterio se encuentra en Palos de la Frontera, es de estilo gótico-mudéjar, construido entre los siglos XIV y XV, pero es importante por ser uno de los lugares en los que se hospedó Cristóbal Colón, en 1485, antes de partir hacia América. Dicen que se postró ante la imagen de la Virgen de los Milagros para rezar. Un lugar con mucha historia en la que también fue enterrado Martín Alonso Pinzón, que falleció a los pocos días del regreso del primer viaje colombino.

Posee un magnífico claustro mudéjar del siglo XV, y unos bonitos jardines donde el tiempo parece haberse detenido. Un buen lugar para reflexionar.

Esta fue una de las almenaras más fuertes del litoral onubense y su misión era la de proteger a la población, principalmente pescadores, de los ataques de piratas en el siglo XVII. Pero de la construcción de base cilíndrica tan solo quedan unos muros, su ubicación en la arena hizo que se desmoronara con el paso de los siglos. El acceso a la playa no es fácil, pero merece la pena para tirar la toalla en un lugar semisalvaje y pasar el día tranquilamente. 

También es buena idea hospedarse en el parador de Mazagón, situado sobre unos acantilados frente a la playa, un remanso de paz y tranquilidad para pasar la noche.

Situada al lado del parque nacional de Doñana, la localidad de Matalascañas es el lugar perfecto para descubrir su fauna y su flora. La localidad cuenta con 5,5 kilómetros de playas de arena fina y  dorada, vamos, un paraíso para los amantes del sol y de los chiringuitos. Aquí se pueden degustar de manera especial las gambas de Huelva, y alguno de los vinos con denominación de origen. 

Pero lo realmente importante es el parque de Doñana, que tiene tres tipos diferentes de ecosistemas: las marismas, los matorrales mediterráneos y las dunas, esas últimas cambian de forma, tamaño, y posición por el efecto del viento. Desde Matalascañas hay un sendero de 1,5 kilómetros para recorrer una de las formaciones dunares más impresionantes de España.

Cerca de Conil de la Frontera, ya en Cádiz, encontramos la hermosa playa de El Palmar. Son ocho kilómetros de arena fina y dorada a la que se accede a través de pasarelas de madera con el objetivo de ayudar a preservar el sistema de dunas que la forma. El ambiente despreocupado y los chiringuitos que se ubican, uno tras otro, en hilera, al otro lado de la carretera, hacen del lugar uno de los preferidos para disfrutar del mar por el día, y de la música en directo al atardecer.

Restaurantes, mercadillos, escuelas de surf... es un imprescindible para todos aquellos que visitan la costa gaditana.

El parque natural de la Breña y marismas de Barbate es uno de los paisajes más espectaculares de la costa  gaditana. Son 5.000 hectáreas desde Barbate a Caños de Meca, y hasta Vejer, donde podemos descubrir hasta cinco ecosistemas diferentes: marino, acantilado, pinar, marismas y sistemas dunares. 

Cerca de Barbate se encuentra el pinar de la Breña, que sirve para frenar el movimiento de las dunas y que se ha convertido en el mayor pinar de Cádiz. Aquí se halla un acantilado de 100 metros de altura llamado el Tajo de Barbate, por el que transcurre un sendero que lleva a la playa de la Hierbabuena, una de las más salvajes y naturales.

Zahara es un bonito pueblo marinero famoso por la pesca artesanal del atún, por lo que es fácil degustar deliciosos platos realizados con atún en locales como la Taberna de El Campero o el Zoko Zahara, pero además, es imprescindible visitar el mercado de Abastos, al que llaman la 'Capilla Sixtina' por las pinturas de su techo, para descubrir los productos típicos de la zona.

Una de las playas más famosas y fotografiadas, sin duda, es la de Bolonia. Salvaje, agreste, dunar, perfecta para sentirse libre y disfrutar sin tapujos. Lo que la hace tan atractiva es estar junto a una enorme duna de más de 30 metros de altura y 200 de anchura. Una maravilla natural que atrae las miradas y los visitantes. Además, cerca de la zona se encuentran las ruinas romanas de Baelo Claudia, del siglo I d.C., se trata de los vestigios de una antigua urbe romana en el que ver un gran teatro, cuatro templos, un foro, unas termas y la muralla.

Una localidad tranquila, alejada de todo, con casas bajas que permiten disfrutar de una playa casi virgen, y de los mejores chiringuitos de Andalucía, son un verdadero lujo para los sentidos. Imposible no relajarse en sus playas mientras se oyen las gaviotas.

Llamada por los musulmanes AI-Yazirat Tarif (isla de Tarif), el pasado árabe de Tarifa es evidente. Solo hay que pasear por su casco antiguo para darse cuenta. Calles empedradas y casitas blancas, llenas de pequeños comercios y restaurantes. 

La localidad se encuentra en el punto más meridional de Europa y el más cercano a África. Pero Tarifa es conocida como la capital del surf, el kitesurf y el windsurf, con más de 20 kilómetros de costa, y un viento que arrecia fuerte, ya sea de poniente o levante, es difícil resistirse a los deportes acuáticos.

El atardecer es la mejor hora, algo que uno no debes perderse, ya sea en la arena o en alguno de sus chiringuitos, como el Carboneras 13 o Demente Tarifa, la puesta de sol es todo un espectáculo.

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