– ¡Suéltame, Hijo de puta! – Increpo la hechicera, mientras empujaba al rivio y trataba de alejarlo. – Por quien mierda me has tomado, por una prostituta, yo te lo di todo, todo y tu me abandonaste. Vete.
– Lo se, cometí un error perdóname Aeonia.
– no me jodas pedazo de.....
Las palabras se cortaron cuando un extranjero ingreso. El hombre tenia el pelo negro y corto, tenia la quijada...