Warner y la sombra de Al-Ghandour

"Soy inocente de toda acusación. Dejé la política del fútbol mundial para implicarme en la mejora de la vida de Trinidad y Tobago. Las acciones de la FIFA no me importan más". Las palabras son del trinitense Jack Warner, presidente de la Concacaf desde 1990 hasta 2011 tras ser detenido en la macrorredada anticorrupción en la FIFA.

Warner lleva años bajo sospecha y acumulando presuntas conductas irregulares. Su trayectoria tiene varios capítulos que siempre fueron turbios. En 2001 fue acusado de manipular las votaciones para otorgar a Trinidad y Tobago el Mundial sub 17 de ese año. Además, los cinco estadios que se construyeron para la ocasión fueron adjudicados a empresas relacionadas con el ahora detenido. Cuando el país caribeño se clasificó por primera vez para un Mundial, en 2006, la única manera de hacerse con una entrada para verlos era a través de Simpaul Travel Services, una empresa gestionada por Warner. Según diversos cálculos, el directivo amasó más de 14 millones de euros gracias a estas ventas de tickets.

También acordó con los futbolistas que iba a compartir al 50% de los beneficios publicitarios que la selección generara durante el Mundial de Alemania. Pero el mandatario trinitense acabó por repartir apenas 700 euros por cabeza, de los más de 260.000 que tocaban según lo acordado. Por si fuera poco, el Comité encargado de gestionar la publicidad y el merchandising de los Soca Warriors estaba dirigido por Daryll Warner, uno de sus hijos. Todo queda en familia.

Dimitió en 2011
En 2010, su nombre apareció ligado a un escándalo de reventa de entradas del Mundial de Sudáfrica. Ya entonces se planteó la posibilidad de que fuera excluído de las votaciones para el Mundial 2018 y 2022. No fue así, y en marzo del año pasado surgieron unas informaciones que apuntaban en la dirección de que el expresidente de la Concacaf había recibido 1,2 millones de dólares para votar a favor de la candidatura catarí. Sus dos hijos, Daryll y Daryan, también habrían recibido dinero por diversos actos favorables a dicha candidatura.

En 2011, Warner dimitió de sus funciones en la FIFA acusado de sobornar a directivos del fútbol caribeño en nombre de Bin Hammam, rival de Blatter por las elecciones a la presidencia en 2011. Ahora parece que la justicia internacional cae sobre el reincidente Warner, que recientemente ha cumplido 72 años.

El escándalo Al-Ghandour
Jack Warner también se encuentra detrás de uno de los episodios más duros de la historia reciente de la Selección. Él fue quien designó al egipcio Gamal Al-Ghandour para arbitrar el Corea del Sur-España del Mundial 2002 y a un asistente trinitense, Michael Ragoonath, encargado de anular dos goles al combinado español y al que el árbitro señaló como el único culpable de los numerosos errores que cometió en aquel encuentro de mal recuerdo español.

Roy Keane ya se encargó de señalarlo en su día como "payaso" y "desgraciado" y, según diversas fuentes, llegó a amasar una cifra superior a los 28 millones de euros gracias a los los contactos que hizo durante su carrera en la cúpula de la FIFA.

Trece años después de aquel partido y cuatro después de su salida de la FIFA, Warner tendrá que responder ante la justicia.