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En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), la asociación Soka Gakkai Internacional presentó el libro Un diálogo entre Oriente y Occidente. En busca de la revolución humana, obra que conjunta la visión y esfuerzos de dos respetables personajes, cuyas amplias y destacadas trayectorias profesionales e intelectuales son altamente reconocidas: Daisaku Ikeda y Ricardo Díez Hochleitner.
El libro en referencia insta a los líderes del mundo a dialogar y cooperar para alcanzar una convivencia armoniosa y en igualdad de condiciones, a pesar de las divergentes raíces culturales, variadas creencias religiosas, diferencias lingüísticas y quizá irreconciliables cosmovisiones existentes en el oriente y el occidente del globo; siendo precisamente ese espacio, el planeta, el espacio común que comparten, donde debe buscarse el bienestar presente y futuro de la naturaleza y la humanidad.
Para lograr este ambicioso y complejo, pero posible fin, los autores proporcionan, por una parte, la sabiduría y conocimientos de la cultura occidental tradicional, basados sobre todo en el espíritu cristiano y las raíces culturales españolas. Por otra, el enfoque de los problemas desde el punto de vista de la actitud espiritual básica de la cultura oriental, especialmente la que se expresa a través de una visión budista de la ética, la existencia humana y el mundo natural.
El sorprendente resultado se traduce en la obtención de los valores compartidos por la humanidad en su conjunto, comunes al oriente y al occidente de la tierra; reforzando así la idea de que todos los seres humanos pertenecemos a una sola familia.
Cabe destacar que el texto hace honor a su título, puesto que los doce capítulos que lo integran se desarrollan a manera de conversaciones entre los señores Díez Hochleitner e Ikeda, en torno al concepto, implicaciones y modo de alcanzar la llamada revolución humana, definida como la trayectoria a lo largo de la cual las personas se hacen mejores y crean un mayor valor en el marco de sus propias circunstancias individuales, o bien se dirigen hacia la consecución de esas metas.
Esta idea de revolución se asienta en el concepto de la dignidad de la vida y pretende promover la sabiduría y el entendimiento basados en el amor y la compasión, enfatizando la importancia del respeto mutuo y una perspectiva global de dignidad humana y de convivencia pacífica.
En ese sentido, se habla de los ciudadanos del mundo, es decir; el tipo de personas necesario para crear una civilización y una cultura globales, que le concedan a la educación la importancia que merece como la óptima solución a las graves, urgentes y profundas problemáticas que enfrenta la especie humana, tales como el cambio climático, entre otros.
En consecuencia, los escritores se instituyen como ciudadanos insatisfechos con la sociedad a la que pertenecen, dispuestos a luchar por su superación permanente. Este proceso implica, entre otras medidas, sustituir a los políticos que solamente se preocupan por intereses propios, por mandatarios responsables con visión sólida, a largo plazo, que comprendan que la presente crisis no es sólo material, es inherente a la humanidad misma, que necesita rescatar sus valores para luchar por ser mejores individuos, dispuestos a pasar a la acción, a coadyuvar por un mejor futuro.
Además, se incluyen en la obra tres apéndices, consistentes en dos discursos pronunciados por el doctor Díez y uno por el señor Ikeda, que guardan la misma línea que sus diálogos: una enraizada preocupación por la unión y superación del género humano en busca de la paz y la seguridad, un enorme valor reconocido a la educación y la cultura y un supremo interés por la naturaleza que nos rodea.
La filosofía que se expone es muy profunda, invitando a la reflexión de nuestro actuar cotidiano y poniendo de relieve la aptitud y la autoridad moral e intelectual de los señores Ikeda y Díez, este último, se desempeñó sobresalientemente en la Organización de los Estados Americanos (OEA), como español erudito que estuvo a cargo del tema educativo de la Alianza para el progreso y es actualmente presidente de honor del Club de Roma del que fue cofundador; mientras que Ikeda, infatigable pacifista y filósofo japonés, presidente de Soka Gakkai International, lucha incansablemente desde hace muchas décadas por el desarme total y la abolición de las armas nucleares, lo que le ha merecido el reconocimiento de la comunidad internacional, habiendo difundido su pensamiento humanista en los cinco continentes.
Diez Hochleitner e Ikeda, con un lenguaje franco, sin generar falsas expectativas, ni panaceas, pero con profundidad visionaria y compromiso social, nos alientan a que no todo está perdido, que existen esperanzas, posibilidades —que ambos comparten en una macro visión oriental/occidental—, pero que depende de nosotros mismos saber catalizar, transformar, revitalizar, generando una revolución humana, pero que debe nacer de nuestra propias mentes y corazones, para convertirnos en seres verdaderamente humanos y por ende que sepamos convivir sin odios fratricidas, siendo tolerantes, solidarios, equitativos, conciliadores, pacíficos, justicieros, éticos y democráticos.
* Representante de la OEA en México y ex Canciller del Perú
OMaurtua@oas.org |